Diario de una aventura
¡Cumbres y más cumbres!
¡Con 6.296 metros de altura, creemos que hemos escalado la montañamás hermosa, más técnica y más elevada de toda esta cordillera de Korzok!
Al poco de descender sanos y salvos al campo base de la montaña, Jesús nos llamaba para darnos el parte de una jornada «increíble y feliz» en su paraíso de seismiles en el Korzok, en el corazón del Chang Tang indio. «Hoy ha sido un día muy fructífero, y muy excitante para nosotros; hemos conseguido escalar un seismil virgen de 6.144 metros de altura, que es una arista perfecta, como un cuchillo, con abismos a ambos lados, y técnico, con pasos de mixto (roca y hielo). Rafa nos pudo acompañar hasta una antecima a 6.017 metros, hasta un punto que le hemos llamado -˜punto de los chantaníes-™, en honor a los nómadas del Chang Tang. Ya en su cima hemos podido comprobar -”como ya nos imaginábamos-” que no había rastro de hitos, ni vestigios de que nadie jamás hubiera estado allí antes, seguro; y las vistas que hemos tenido desde la cumbre no os las podéis imaginar, amigos.. ¡brutal! A este pico tan bello y técnico le hemos querido llamar Tíbet...-.
Descendieron hasta el campo de altura, descansaron un poco, comieron, se rearmaron, y ¡para arriba de nuevo! «Aunque habíamos pensado bajar al campo base a descansar, decidimos ir a por el monstruo, la pirámide que nos dejó fascinados nada más llegar a este increíble valle del Korzok. Escalamos hasta su cima por la arista noroeste, una escalada que nos ha dejado extenuados y agotados... ¡es una arista muy Desafío Extremo, por cierto! Es muy complicada, tiene pasos bastantes técnicos y un sólo fallo y caes mil metros por el abismo... Hemos ido avanzando con piolets y crampones por el flanco, tocando en muchas ocasiones la parte más vertical de la arista, con pasos muy, muy comprometidos; encima hemos subido en estilo muy ligero, sin cuerda, para ir más rápido; hemos asumido el riesgo y ahí que estábamos a pelo, escalando paredes verticales ente abismos!».
Pero pronto llegaría la gran recompensa: la cumbre del que llamaban el mini K2, ese piramidón de hielo y nieve que les había dejado embelesados desde su llegada, apenas hace dos días, al valle, y del que tenían muchas y serias dudas de que pudieran escalarlo. «Y al llegar al punto más alto, nos hemos encontrado con la sorpresa de que es la montaña más alta del Korkok! Mide 6.296 metros! ¡Creemos que hemos escalado la montaña más hermosa, más técnica y más alta de toda esta cordillera! Está completamente rodeada de glaciares, por todas sus vertientes! Y desde allí, hemos visto toda la cordillera del Himalaya, desde el Shivling, el Nunkun, el Karakorum, el Tíbet... se ve todo! Creemos que hemos tenido una vista de unos 300 kilómetros, quizá más, en distancia longitudinal a ambos lados. Hemos podido ver casi la ruta completa de lo que hemos hecho... el lago Tsokar, el Tsomoriri, al que nos dirigiremos mañana... La verdad es que nos hemos emocionado mucho; porque ha sido como el culmen de todo: del trabajo en equipo, de las risas, del compartir siempre expediciones con la gente local, del trabajo bien hecho tanto aquí como con la gente del equipo, en España... y por eso nos gustaría, con todas las reservas del mundo, y siempre y cuando no aparezca alguien que lo haya escalado ya, y lo reclame -”que creemos que no-” llamar a esta montaña Desafío Extremo; a la vuelta en España iniciaremos todo el trabajo de registro de cimas, coordenadas, etcétera». Tras reunirse con Rafa descendieron al base para poner rumbo hacia el lago Tsomoriri.