Diario de León

CORNADA DE LOBO

«Ni soy de allá»

Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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E scúchale: Me gusta el sol, Alicia y las palomas, el buen cigarro y la guitarra española, saltar paredes y abrir las ventanas y cuando llora una mujer. Me gusta el vino tanto como las flores, y los amantes, pero no los señores, me encanta ser amigo de los ladrones y las canciones en francés. Me gusta estar tirado siempre en la arena o en bicicleta perseguir a Manuela o todo el tiempo para ver las estrellas con la María en el trigal... No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad, ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad .

Y se acabó la copla. Ahí no se pide más, ni hay que pedir menos. La melodía, además, tiene un algo de vals pampero que pide repetir y girar... y vuelta al no soy de aquí, ni soy de allá...

Copla y música son de Facundo Cabral, argentino del país del mundo que eligiese. Lo mataron por error unos gordinflas hijos de puta, sicarios de cárteles de Guate.. mala. Y le segaron de cuajo toda la voz y letra pendiente.

Pero qué curioso, Facundo, tu voz resonó por el orbe al instante de callarla esos cabrones borrachos de sangre. Si hubieras muerto de lento o de hospital, el puto circo informativo te habría despachado con tres gacetillas y un recordatorio. Lo sabes. Casi te imagino firmando una muerte así, rápida y de humilde campanazo. Quizá lo crea también Eugenio Marcos Oteruelo; me dice que su familia emigrada a tu Tandil natal tuvo cercana relación con tu madre, gran mujer, abandonada por tu padre y sacando arriba a seis criaturas como conserje en una escuela y criada fregona en casa... ¡cuántas lágrimas de madre y rabia no tuviste que beber!... ¿y dices que te gusta cuando llora una mujer ?... seguramente fue porque eso exige creerla, abrazarla... y cantarla.

Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son... y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor. Procura tú que tus coplas vayan al pueblo a parar... que al volcar el corazón en el alma popular, lo que se pierde de gloria, se gana en eternidad. Lo que pinta este pincel, ni el tiempo lo ha de borrar y nadie se ha de animar a corregirle la plana; no pinta quien tiene ganas, sino quien sabe pintar... Pues del pueblo son tus coplas ganándose la eternidad, grande Cabral. «Chau, chau, Facundo», te dijo ayer toda Argentina.

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