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Gente de allí | Una ceremonia íntima

La otra boda real del año

El enlace de Zara Phillips, nieta de Isabel II, con el jugador de rugby Mike Tindall reúne de nuevo a la familia real británica al completo

Zara Phillips y su esposo Mike Tindall, tras la ceremonia .

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ramón abarca | londres
León

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Sin cámaras de televisión, sin dignatarios extranjeros ni grandes multitudes, Zara Phillips, nieta de Isabel II, se casó ayer en Edimburgo con un jugador de rugby protagonizando la segunda, aunque muy diferente, boda real del año en el Reino Unido. El enlace de la hija de la princesa Ana volvió a congregar a la familia real británica al completo, pero no tuvo nada que ver ni en dimensión ni repercusión pública con la espectacular boda del príncipe Guillermo y Catalina, el pasado 29 de abril.

La campechana Zara Phillips, reputada amazona de 30 años, y su marido, Mike Tindall, de 32, optaron por una ceremonia discreta, a puerta cerrada, en la pequeña iglesia de Canongate Kirk de Edimburgo, muy lejos de la grandiosa Abadía de Westminster donde se casaron los Duques de Cambridge. La novia, con velo y tiara, eligió un vestido de seda color marfil diseñado por un habitual de la familia, Stewart Parvin, conocido por ser el responsable de los coloridos e identificables vestidos de su abuela, Isabel II. Mike Tindall, un corpulento jugador de rugby de nariz aplastada y más de 100 kilos de peso, no vistió, como se esperaba, la tradicional falda escocesa y optó por un clásico chaqué.

Se trataba de un acto privado, pero unos cientos de personas esperaron horas en los alrededores de la iglesia para ver de cerca a los 300 invitados entre los que se encontraban el príncipe Carlos y su esposa, Camilla, y el príncipe Enrique. Entre los asistentes también hubo bastantes caras conocidas del mundo del deporte como los jugadores de rugby Jonny Wilkinson y Ben Youngs, la medallista Amy Williams o el veterano corredor de F1 Jackie Stewart. Algo que chocaba con la ausencia de políticos o dignatarios extranjeros.

Pero sin lugar a dudas, los que más entusiasmo generaron entre los curiosos fueron el príncipe Guillermo y su mujer Catalina Middleton, que llegó con un traje y un sombrero color crema de Jane Troughton, y su invariable sonrisa. La reina de Inglaterra, Isabel II, con un vestido color rosa, no quiso perderse la ocasión de celebrar junto a su marido, el duque de Edimburgo, el primer enlace de un miembro de los Windsor en Escocia desde que la madre de la novia se casara por segunda vez allí hace 20 años.