CORNADA DE LOBO
Sírvanse robar
Era un río con capricho y barranqueras arcillosas a un lado. Así entraba en la ciudad con su escolta de chopera y bardales de sauce palero. Venía de Carbajal con buena anchura de soto y se plantaba en San Marcos con mucha pedrera de morrillo rubio eligiendo cada año por cual de sus ojos colarse y cambiando de lecho con la Ley de Riadas en la mano, en su derecho. Justo ahí lavaba su ropa Hermelinda, la del Crucero, y pescaba sus bermejuelas Tinín, el de Cantamilanos, un nutria el tío.
Llegaba al sitio el Bernesga por su vieja escalera natural de tablas y raseras. Y aunque le robaban con reatas de pollinos alforjados buenas cantidades de gravas y arena para la construcción, no descomponía mayormente su estampa. El pozo del Burro o el de La Chon estaban siempre en su sitio y en su hondura, serenados contra el talud de barro y sierro donde la chavalería de barrio encontraba su único remojón de verano (en cueros no pocos, en calzoncillos el resto y en traje de baño reglamentario tres o cuatro).
Hoy, sin embargo, se palpa la camisa este Bernesga y no se encuentra en ella. Es una camisa-malecón que le robó la orilla, la curva y la dignidad; es una camisa de fuerza hidráulica; le trataron de loco a este río cuando jamás se salió de madre ni dio un susto; corría escuálido y coqueto la mayor parte del año. Sin embargo, cada amanecer le fusila un pelotón de ingenieros al paso militar de la oca loca con cartabón obtuso. Empezó la vil ejecución hace treinta años y no cesa aguas arriba o abajo, avanza la calamidad... imparable.
Sírvanse robar, el río se deja y los cazurros aplauden .
Ahora hay que gastarse un pico en drenar el Bernesga en ese embalse que le hicieron en San Marcos, ese pantanín de los cojones que inundó por la cara la mitad de un puente que es patrimonio monumental. Dentro de poco, nuevo drenaje, más pasta, así va la cosa. Dinamiten ese azud, señores de la sala, pidan consejo, dejen al río que vuelva a su fluencia milenaria... y verán cómo gana el lecho y enguapece... cómo gana ese puente monumental... cómo gana la vida brava en ese sitio... y cómo ganan las arcas de la ciudad... aunque bufe el trincagravas o el vendescollos.