«Los japoneses son muy cívicos»

David Marcos del Blanco llegó a Japón en el año 2006, aunque con anterioridad ya había estado en el país como turista fruto del interés que siempre despertó en el esta parte del mundo. Totalmente identificado con el país en el que vive una gran parte del año, David Marcos afirma que «mi vida en Tokio es casi como la de León».

Hacia las ocho de la mañana se levanta y se dirige a la oficina de su empresa, donde el trabajo diario consiste en entrevistarse con empresas farmacéuticas japonesas a las que se ofrece la patente de diversos biofármacos que una vez superados todos los trámites necesarios puedan ser comercializados. Muchos de sus encuentros son con directivos de la división farmacéutica de la multinacional japonesa Toyota.

Cuando la jornada laboral toca a su fin, David frecuenta las tabernas japonesas, denominadas Izakaya y muy parecidas a las de España, donde al igual que si estuviese en el barrio Húmedo de la capital leonesa comparte unas cañas con unas tapas en compañía de sus amigos. Muy aficionado al baloncesto, dos días por semana practica este deporte con sus conocidos.

Entre sus amistades japonesas, la mayoría son personas que tienen interés por lo español, fruto de lo cual han realizado algún doctorado e incluso han residido en nuestro país. También es fácil encontrarse con ellos en las fiestas que organiza la embajada o el Instituto Cervantes, o bien en exposiciones que tengan relación con España.

Lo que más admira David Marcos de los japoneses es su «civismo, educación, nulo egoísmo y la conciencia de grupo que rige todas sus acciones», tal y como quedó perfectamente evidenciado con motivo del terremoto y posterior tsunami que tuvo lugar en el mes de marzo. Otros rasgos que les caracterizan es que no son muy emprendedores y les gusta poco arriesgar. El interés por la política es mínimo, por lo que en los procesos electorales la participación sólo suele rondar el 40%. Lo que más valoran es vivir tranquilos. Y contrariamente a lo que pudiera pensarse, no hablan nada bien el inglés, por lo que su fama de fríos y distantes tiene su origen en la dificultad para comunicarse, ya que si hablas su idioma te aceptan rápidamente. Por último, a los japoneses les da miedo la responsabilidad, un rasgo totalmente opuesto a los norteamericanos, por lo que su máxima es realizar todo bajo la premisa del consenso.

En el país del sol naciente viven cerca de 1.500 españoles que gozan de buena imagen, según David Marcos del Blanco, para quien «es fácil hacer amigos en esta parte del mundo» y no pierde la oportunidad de recomendar que se descubra «un país seguro e interesante a nivel turístico».

El japonés conoce de España aquella parcela que le interesa, y por ejemplo hay gente muy familiarizada con el baloncesto o aquellos que son conscientes del potencial biomédico de nuestro país. A nivel turístico sus destinos suelen ser Andalucía, Madrid o Barcelona, pero desde que una reportera muy famosa hizo el Camino de Santiago por León, esta parte de España les ha atraído. El deporte también ha contribuido a modernizar la imagen de lo nuestro en Japón, donde el español más conocido es San Francisco Javier.

David Marcos del Blanco alaba «el funcionamiento de la sociedad, pero en Japón hay que vivir como un extranjero».