Diario de León
Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

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La gente normal desayuna café con leche o, en su defecto, carajillo. Un político, en cambio necesita algo más contundente cada mañana y exige una foto o dos en el periódico. El día que les faltan andan con el mono y como zombies. Si no lo cree el lector, puede hojear y ojear el de hoy. Esto se escribe con tres días de antelación —no hay trampa— pero me apostaría un euro a que en las páginas de atrás salen el delegado del Gobierno, Miguel Alejo, el subdelegado Francisco Álvarez, la presidenta de la Diputación, señora Carrasco, Rajoy y Rubalcaba por descontado, el consejero Silván, etcétera. Comparados con ellos Messi, Mouriño y Guardiola son los que menos chupan cámara.

Pensaba uno que tras el revolcón de las municipales el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de León iba a ser otra cosa y a dedicarse sólo a trabajar como hormiguinas, pero no tienen arreglo. El día que no sale mi amigo Julio Cayón travestido de majarajá en las Cantaderas de la morisma va el alcalde Emilio Gutiérrez y presume de que ha cumplido la promesa setenta y tantas de las ciento y la madre que juró para el primer trimestre, naturalmente con foto. Macho, con deshacer a la chita callando las pifias que hizo tu antecesor en el cargo durante cuatro años nos sobraba y, además, si queda alguna te la perdonamos porque nadie es perfecto. La gente no es tonta y lo ve en la calle sin necesidad de enterarse por el periódico.

La última bobada han sido las cincuenta y siete medidas de ahorro energético decretadas por la concejala de Urbanismo y Medio Ambiente, Belén Martín-Granizo, para bajar el recibo de la luz. No tengo el gusto de conocer a la edil mas que por la consabida foto, pero imagino que es un ama de casa muy apañada a juzgar por las órdenes que ha dado al funcionariado, algunas de las cuales son de chiste de Gila: ir a trabajar abrigado en invierno y aliviado de ropa en verano, coger el ascensor sólo para subir dos o más plantas y un mínimo de cuatro para bajar, mantener el aire acondicionado y la calefacción de los despachos en veinte grados, agitar el cartucho de la fotocopiadora antes de cambiarlo y que el último que salga del Ayuntamiento apague la luz si antes no la ha cortado Iberdrola por deudas salvajes.

Todo esto huele a campaña electoral de andar por casa cuando maldita la falta que le hace a un PP municipal con mayoría absoluta y cuerda para cuatro años. Suena también a ilusionismo para la prensa de algún listillo de gabinete con ganas de rascar foto diaria aun a costa del sentido común, cuando lo propio sería trabajar, callar y que la gente compare en serio con las majaderías anteriores. Uno de los últimos gobernadores civiles que mandaba de verdad y no se limitaba a pasar revista a maderos y picoletos, léase policías y guardicas civiles, me confesó en cierta ocasión que su objetivo era pasar desapercibido entre huelgas, reconversiones mineras y agrarias, índices infumables de paro y otras mandangas. Sólo tenía dos trajes: uno para trabajar, el más desgastado en las coderas, y otro para las inauguraciones que todavía le dura.

Hablando de esto último mis colegas fotógrafos se me quejan de que cada día es más difícil meter a todos los políticos en el objetivo de la cámara. Uno, Jesusín, al que el otro día le dieron el premio Cossío de periodismo gráfico por retratar a los mineros tal como son y garantizando el parecido, o sea cabreados, andaba deprimido ayer porque no le salían bien las fotos oficiales. «Chaval, tú eres tonto», le avise, «así que los pones en las inauguraciones como si fuera una boda, que se junten y digan todos patata». Oiga, mano de santo, al chico le han salido seis ofertas de funcionario y ninguna de fotógrafo de prensa.

Se pueden mejorar, no obstante, las cincuenta y tantas propuestas de la concejala Martín-Granizo sobre ahorro energético. Por ejemplo, en llegando a la planta séptima del Ayuntamiento, un ático donde da el viento que no veas, el señor alcalde podría abrir de par en par las cristaleras en verano, aliviándose para la foto de la corbata y el traje a los que parece pegados, y abrigarse con una bufandina made in Carrasco en invierno.

Las campañas electorales es lo que tienen, pero algunos han votado a Mariano en las municipales precisamente para que acabe con estas chorradas de propaganda y se pongan a currar en serio.

A ver si se acaban y vamos al grano. Punto primero, echar a Zapatero de La Moncloa para que vuelva a León, lo cual está chupado.

Y, segundo, cómo largarlo de aquí.

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