Muy personal
Lleva al colegio mayor Cisneros en el corazón. Allí llegó desde León hace quince años para estudiar en Madrid la carrera y allí «aprendí muchísimas cosas que me han servido tanto o más que lo que aprendí en la Universidad». Le gusta venir a casa, aunque lo hace mucho menos de lo que querría. «Intento no dejar pasar más de cuatro o cinco meses, pero a veces es muy difícil». ¿Su próxima visita? En Navidad. «A esa cita nunca falto y ¡este año que estreno sobrino, menos!», asegura. Echa de menos varias cosas de León, sobre todo las croquetas de su madre. «Es justo y obligado decirlo si quiero seguir comiéndolas en el futuro», dice con un toque de guasa. Pero también los ‘cortos’ con su padre. El clima es otra de las cosas que echa en falta. «Sobre todo, cómo cambia la temperatura y los colores del invierno a la primavera... el otoño en la montaña de León es lo más bonito que he visto», asegura. Lo que más le gusta, el deporte y la cocina puede hacerlo, no sin dificultad, en La Habana. Lo que no se le arregla son los toros. «Mis tardes en Las Ventas con mi amigo Poli, ¡Eso sí que lo echo de menos!».