Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

Creado:

Actualizado:

A lguno se ha sorprendido (y hasta ofendido) al verme aquí sugiriendo reconocimientos o calles para José Luis Rodríguez Zapatero... ¿?... les dije que yo ni sugiero ni quito rey, «sólo ayudo a mi sopor», así que me dio por plantear el dilema y el problemón que se les presenta a las autoridades locales ante la obligación moral de reconocer, siquiera sea por razones de compatriota cazurro ilustre o por las ordenanzas de rigor, la importancia de un paisano que ha llegado más alto que ningún otro leonés en la gobernación de España (algo es algo, ¿no?). Si muchos políticos vivos ya tienen aquí su avenida, su plaza o su pabellón, nadie en su sano juicio, ni el de tirria navajera, podría oponerse a que Zapatero tenga la suya, salvo que decidan a la vez quitárselas también a todo al resto (esto sí que deberían tomármelo como una sugerencia).

Todos los homenajes que hasta ahora se le hayan hecho a Zapatero estaban dirigidos al poderoso en su cumbre y, por tal, viciados de peloteo, aunque con toda la sinceridad que pueda caberles. Entonces, le sobraban. Hoy, en sus horas más bajas, seguramente los necesita; es cuando más se agradecen y más sinceros o valientes pueden parecer. Pero...¿quién le pondrá el cascabel o la medalla al gato?

Curiosamente, la Historia será más benigna con su memoria que este presente fulminante que ha estado dictando sentencias en los patíbulos tertulianos de una derecha que, por cierto, se ha lucido bastante insultante y verdulera sin respetar culo o teta socialista.

Cuando amainen los ánimos exaltados y los desánimos culpables, el tiempo señalará a Zapatero y se le recordará por algún avance puntero en lo social o por decisiones peculiares (algunas algo chuscas o estrambóticas). Pero se le recordará... más por ahí fuera que por aquí. Quizá para entonces alguien decida dedicarle una calle en su pueblo o plantarle placa en una esquina. Mientras no se haga, tendrá todo el derecho Zapatero (o cualquiera en su lugar) de hacerse una foto junto a la nutrida letanía de nombres propios que ceban el callejero de esta ciudad y repetirse aquella ruda reflexión castiza de Si me analizo, soy una mierda... pero si me comparo, soy la hostia .

tracking