Vivalavirgen

Acompañado de Javier Arenas y otros rangos populares, se plantó el ché Camps en Sevilla ante la mismísima Virgen de la Macarena (ozú), y allí mismo le ofreció una misa. Toma detalle. Es hermano honorífico de esa cofradía, cuya web informó que a su imagen titular Camps le «profesa una especial devoción y a la que se encomienda en los momentos de mayor necesidad». Debió ser el caso. ¿Fue, pues, de acción de gracias esa misa?, ¿viene a decirnos con ello el ex-honorable valencià que la declaración de «no culpable» («inocente» es otra cosa) se debe a una intercensión divina y que, de hecho, la Virgen ha sido su abogada en sus últimos pleitos?, porque con estas credenciales y auxilios jurídicos, ¿qué tribunal no se rinde?...

Ese gesto y la misa tienen mucho de tedeum triunfal y descarado con el que Camps mete a la gloria celestial en sus prosas y procesos en los que su culpabilidad se diluyó por los pelos, aunque su honorabilidad ya la usan como alfombra hasta en su partido.

Normal, susurró un cofrade al fondo de la basílica, tratándose de todo un vivalavirgen es lógico que venga a dar las gracias por tanto regalo.

Y las almas cándidas que pasaban por la calle, al ver esta salida de misa y de pata de banco, se santiguaron.

Hasta los rojos se han santiguado en Sevilla viendo además cómo su ayuntamiento decidió retirar el nombre de una calle dedicada a Pilar Bardem para ponérsela a la Virgen de las Mercedes, otra Virgen que, sin pedirle permiso, han metido en las enconadas rondas políticas de esa España cañí, sevillí y señorita; su capilla no está lejos de allí y fue inventada «anteayer» por el general Queipo de Llano en honor de su esposa Mercedes, aquel Queipo que recetaba «dar café» y paseo a republicanos cada amanecer para después irse a misa, que en su caso no era de acción de gracias, sino simplemente «de acción», demostrando así lo que ya advertía Unamuno en su Salamanca de 1936 convertida en cuartel general de Franco y los militares sublevados: «No hay cosa más peligrosa en el mundo que un requeté recien comulgado».

(Pero a quien realmente tiene devoción el vivalavirgen es a los ladrones que escoltan al Cristo en el Calvario).