Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Tres eran tres los sueños cazurros; tres eran tres y ninguno dio curro... canta: el Niño de la Garlopa... a la bandurria: Ramirín de Eslonza... al parche: el oído.

Tres cosas soñó León cuando se puso a soñar; buscabael acojonar y nos costó un cojón: una estación invernal, un aeropuerto molón que no sirve para ná... y una autopista zorrona que aquí ginca sin pagar... ni el ibi, ni la voluntad... ¡manda callar.!.. los ayuntamientos al paso, ahora lo quieren cobrar..., ¿o acaso, llegado el caso (que es el peaje graso), nos eximen de pagar?...

La estación invernal de San Isidro fue un sueño leonés por sacarse la espina de un único Pajares que era asturiano por todos los lados menos por ninguno. Cuando Lombas patroneó la Diputación en los años 70 nació la idea y se gastaron cuartos (medios y hasta enteros) en promover la nueva y alardeada estación invernal que aparejaría aparejadores bien aparejados porque, de paso, allí se pusieron también a esquiar no pocos intereses urbanísticos y unos horrendos mazacotes hoteleros que hirieron de muerte aquel paisaje de montaña brava en invierno y de pasto amoroso en verano, vieja patria de neveros y praderas caballares.

Lo curioso es que el primer lema publicitario de esta estación fue (sin exagerar excesivamente, aunque cargando la suerte) « San Isidro: Esquí de noviembre a junio » (guarden su risa el lector y su envidia rabiada los esquiadores, pero así sucedía algunas temporadas hace sólo cincuenta años, nevaba a modo).

También fue esta Diputación (y a la de Asturias) quien promovió la construcción de otro sueño de los 70, una autopista entre León y Asturias. Se gastó un pastón en estudios y prospecciones y, al final, le regalaron el proyecto al Estado que, a su vez, decidió dárselo a una empresa privada que, a su vez, decidió cobrárselo a los leoneses y asturianos endiñándonos un severo peaje, que es su forma de dar las gracias.

Pero el sueño más molón y moderno, palanca de nuestro despegue y riqueza con propulsión a chorro, fue ese aeropuerto que se nos está convirtiendo en sueño revuelto; a veces, en pesadilla... ¿quizá porque lo único que ha volado ahí ha sido la imaginación?...

La fantasía y Antoñita viven aquí.

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