Diario de León

LEONESES POR EL MUNDO. ALEMANIA | David Ollé Tagarro. Director de ventas

Una vida con 200 euros y mochila

De forma casi accidental se plantó en Frankfurt y no fue una decisión equívoca. Los inicios, duros, pero pronto le surgieron las oportunidades y hoy goza, junto a su familia, de un envidiable puesto laboral.

David Ollé Tagarro posa junto a sus dos hijos en Frankfurt.

David Ollé Tagarro posa junto a sus dos hijos en Frankfurt.

Publicado por
sonia vidal | león
León

Creado:

Actualizado:

La suerte viajaba de la mano de David Ollé Tagarro el día que decidió emprender una nueva vida. Con sólo una mochila y 400 marcos (200 euros) en el bolsillo puso rumbo a Frankfurt (Alemania): «me planté allí, encontré trabajo, amigos, con el tiempo me casé y ahora tengo dos hijos», resume David.

Un repaso fugaz digno de ser hoy el mejor sueño de muchos españoles, pero es que en 1998 eran otros tiempos. Ese fue el año en el que este leonés de nacimiento —«aunque mi infancia la pasé en Brañuelas, un pequeño pueblo minero de la provincia»— salió del país tras haber concluido sus estudios de magisterio y el servicio militar. «Con sólo 24 años, partir de León fue consecuencia de varios factores: ganas de viajar, ver cosas nuevas... En realidad, venir a Alemania fue algo accidental; conocí a una chica que vivía en Frankfurt y me pareció una ciudad tan buena o mala como cualquier otra, así que no me lo pensé», recuerda.

A pesar de todo, y como cualquier principio, el suyo también fue difícil, «mucho» —incide—. «Tuve que aprender alemán de forma autodidacta y, aunque adquieras cierta base, sin la gramática correcta resulta imposible comunicarse. Además, pese a mi titulación, no hubo otro remedio que empezar de cero y trabajar en unos almacenes, unas cocinas, dar clases de español... hasta que encontré un puesto en la Cámara de Comercio de Frankfurt, de la que pasé al sector financiero, en el que llevo trabajando los últimos diez años», explica este leonés. Hoy en día, con 38 años, es director adjunto en el departamento de ventas de un gran banco alemán y, asegura, su experiencia laboral en el país ha sido siempre positiva.

Aunque tuvo que hacer frente a muchos sacrificios, reconoce que en aquella época encontró trabajo prácticamente el primer día, «incluso sin hablar el idioma, eso sí, siempre con el diccionario en el bolsillo», comenta. «Es importante ser flexible y tener una mente abierta para poder aprovechar las oportunidades», añade David. Respecto a las condiciones laborales, asegura que son mejores que en España, «habitualmente los contratos tienen un período de prueba de seis meses y una vez superado suelen hacerte uno indefinido. Los sueldos son más altos, eso sí, la vida más cara», señala nuestro leonés.

La belleza del contraste

Pero hablar de Alemania no sólo es hablar de oportunidades laborales sino de contrastes. Así lo define Ollé Tagarro, un país lleno de antítesis. «Por ejemplo, Frankfurt es el centro financiero de Europa, una ciudad moderna con rascacielos. Mientras, a escasos 15 minutos, hay bosques y granjas. Coger la moto y pasar de paisajes urbanos a los más idílicos bosques es lo que más me gusta», observa el joven leonés. A pesar de ser un punto neurálgico, David ha aprendido a apreciar la tranquilidad que reina en las calles alemanas, «a poder dormir en verano con las ventanas abiertas sin ruido de bares o vandalismo. La limpieza en las calles y jardines es absoluta», observa con curiosidad.

¿Y qué hay de la gente? Amigos tiene, y grandes además, comenta. Pero confiesa que trabajar en ambientes muy internacionales le ha favorecido, pues «hacer amistades con los alemanes es más difícil, le dan gran importancia a la esfera privada y sólo están dispuestos a echarte una mano si ven un esfuerzo claro de la otra parte. La vida aquí es muy diferente», sostiene. A esto hay que sumarle los estereotipos sobre los españoles que aún existen entre muchos de los germanos. «Todavía persiste la idea de que todos somos toreros o cantaores de flamenco» y explica que algunos creen que es un país tropical. «Recuerdo mi primer invierno en Frankfurt. Estando en el trabajo, mis compañeros me llamaron a toda prisa para enseñarme... ¡que nevaba!», relata divertido David. «Al decirles que sabía lo que era la nieve me preguntaron si la había visto en la tele».

tracking