Diario de una aventura
Golpeados en el infierno
El ritmo es vertiginoso: suceden cosas continuamente y los cazatornados están en alerta porque ya han comenzado a sucederse uno tras otro.
Se formó ante nosotros la tormenta perfecta: súper vertical, enorme en altitud, redonda y aislada. Luego se dividiría en dos tormentas. En un momento empezaron a formarse unas nubes increíbles: las más amenazadoras y radicales que hemos visto nunca y enseguida vimos cómo empezaba a formarse la rotación: las nubes empiezan a girar por su parte baja, por debajo y por dentro.
Si la intensidad, la fuerza de la tormenta aumenta, de ahí sale un tornado. Y salió. Pudimos grabar de cerca una manguera brutal, muy cerca de nosotros, vimos cómo culebreaba, cómo se movía, era espectacular y terrorífica... estuvimos persiguiéndola mucho rato, había comenzado a formarse ya bastante tarde y muy pronto se metió el sol...
De noche nadie va hacia un tornado porque no te da tiempo a preparar el coche, ni a ver por dónde va a venir... ¡nadie hace esto! Nadie, excepto, por lo que pudimos comprobar, nuestro equipo de cazatormentas, porque no sé qué cable se les cruzó pero ¡a por él tornado que nos fuimos! Con la información de los radares podíamos más o menos saber dónde tocaría tierra, en qué punto... de pronto, empezó una excitación de miedo tremenda, la radio replicando que el tornado estaba encima, muy cerquita de dónde estábamos. Desde el camión DOW todo eran voces, nervios, gritos...! De repente, Sean desde la torreta le dice a Gui que se quede donde está (él iba en otro coche), que no se les ocurriera acercarse más porque el tornado estaba encima, y se quedaron como a medio kilómetros de nosotros.
Nosotros en el TIV no veíamos nada, era de noche, seguíamos el trayecto del tornado por el radar y de pronto veo que se estrellan ramas, piedras y cosas contra la luna del coche... vemos que al camión del radar le sacude algo por el lateral y después ¡bum! a nosotros, ¡pasó a nuestro lado golpeándonos! Por suerte sólo de costado.
Al camión, al ser tan pesado no llegó a moverle, aunque le dejó muy tocado el lateral. Nosotros resistimos bien el impacto pero de pronto vemos cómo a una casa al lado nuestro se le lleva todo el tejado por delante! El tornado deja la casa destrozada, los caballos salieron volando, y de repente... «¡corre corre, acelera!», me grita Sean desde la torreta. Porque el TIV no estaba anclado, no nos había dado tiempo ni a ver por dónde nos venía, ¡así que no estaba sujeto al suelo! Ya estoy bastante hecho a las instrucciones y la conducción del TIV, pero con todo el ruido, los chillidos y los nervios yo entiendo: «¡Para, para!». Así que freno el coche y ¡zas! collejón de Sean que me gritaba como un loco que saliéramos de allí o nos succionaría el tornado, estando el coche sin preparar como estaba.
Brandon, el meteorólogo, y Emilio habían logrado sacar la cámara y a pesar de los rayos que estaban cayendo, el granizo y la lluvia filmaron el tornado culebreando encima de nosotros! Cada dos o tressegundos caía un rayo, y entonces veíamos la manguera por encima... con lo que tenemos unas imágenes espectaculares de cómo se retorcía, culebreaba, en plena noche, era algo dramático de veras!
La caza del tornado nos trajo hasta el norte de Kansas, donde seguiremos unos días más en busca de nuevas y más intensas sensaciones fuertes... sinceramente, será difícil que supere lo de ayer pero... ¡con los tornados nunca se sabe! Se espera que vayan aumentando de intensidad hasta alcanzar su máximo, así que... ¡al lío! Os lo seguiremos contando. ¡Hasta muy pronto, amigos!