CORNADA DE LOBO
El cuervo, il corvo
Encararse con las noticias de cada día es roer estaca. Inútil esperar que sean buenas. La actualidad viene cada vez más llena de sobresaltos y admiro al lector que llega hoy a la última página del periódico sin haber desertado de leer tanta fatalidad, fatalismos y tramposos. La cosa pide a veces cerrarlo de un manotazo con algún sano insulto a la autoridad.
Cualquiera lo entiende o disculpa.
Sin embargo, lo bueno de las crisis es que hay que vender las alfombras persas y así, al menos, podemos saber cuánta mierda y qué noticias habían barrido debajo... menos en las alfombras de Bankia que, como todo el mundo sabe, son voladoras.
Desde una de ellas vino Rato hace unos días y dijo que fue un dinero brutal e innecesario el que inyectó Rajoy a ese banco tumbado que tanto evoca al crucero Concordia. Eso se llama ayudar, claro... a que se hunda de una vez el paquebote. Es la hora de los cuervos.
En el Vaticano no hay alfombras persas (o sí), pero tampoco habría necesidad de venderlas, aunque en su cielo de fumatas neras e biancas también sobrevuelan cuervos, pájaros de muy mal agüero para los viejos arúspices romanos. Los filtrados documentos de la secretaría del Papa que está publicando «Il Corvo» en el diario « La Repubblica » elevan el escándalo y las alarmas. El domingo publicó otros cuantos y en ellos se habla hasta del iluminado cazurro Kiko Argüello y de las impropias maneras de las misas de los kikos , pero el mejor retratado es el cardenal Tarsicio Bertone, mi héroe, el secretario de estado, gran pájaro, según ese il Corvo que asegura poseer una montonera de nuevos documentos confidenciales que espera no tener que publicar para no demoler más la frágil situación y salud de Benedicto XVI.
Es el año del cuervo. Y del toro.
El pueblo cacereño de Guijo de Galisteo lo vio claro y lo refrendó; votaron gastar diez mil euros en toros para las fiestas antes que destinarlo a empleo y jornales. Si fue por insultar a la Merkel y a los luteranos del norte que nos llaman cachondos y rotos, pase; y si fue por insultarse entre vecinos, allá ellos, pero la insultada fue la razón y la ofendida España entera (bueno, ya será sólo media España).