La OIT alerta de que la crisis aumentará la explotación laboral de los adolescentes
El Día Mundial contra el Trabajo Infantil celebró ayer un década de vida. Un tiempo que ha servido para poner el acento en una lacra que, salvo en Europa, afecta a todos los continentes. La Organización Internacional de Trabajo (OIT) estimó que hay 215 millones de niños explotados laboralmente, de los que 9 millones están encuadrados en las peores formas de trabajo infantil: niños de la guerra, trata de seres humanos, correos de la droga, trabajo de siervo o esclavo sexual. Otros 114 millones realizan labores peligrosas en minas, ladrilleras o en el campo, donde se usan en exceso fertilizantes. «Un niño no es un adulto pequeño, por lo que determinadas agresiones como las excesivas cargas o la exposición a contamnantes le afectan en su crecimiento», apuntó Juan Somavia, representante de la OIT en España
Por volumen, la zona de Asia-Pacífico sigue siendo el lugar del mundo donde se concentra el mayor número de jóvenes trabajadores, con 113 millones. Pero, el África subsahariana sigue siendo por intensidad donde más niños son forzados a trabajar: uno de cada cuatro. El abuso laboral de los jóvenes se concentra en el campo. Somavia destacó que entre el 2000 y el 2008, cuando se realizo la última gran radiografía de la explotación infantil en el mundo, «las peores formas de trabajo infantil» se redujeron un 30% entre los menores de 15 años.
Sin embargo, la crisis ha traído un problema añadido para los adolescetes. Según la OIT, se están produciendo abusos en diferentes zonas del planeta, como ha ocurrido en EE.UU., donde se apreció cómo el número de accidentes laborales de jóvenes aumentaba.