LEONESES POR EL MUNDO. Reino Unido | Cristina Borrego. Programadora
«Aquí todo es mucho más fácil»
Su necesidad de encontrar ese sitio «ideal» para vivir y desarrollar su trabajo le llevó desde un Erasmus en Escocia, a pasar por otros cuatro países hasta asentarse como programadora en Londres.
«Y finalmente me instalé en Londres desde hace cinco años». Con esta frase Cristina Borrego da una tregua a su periplo por el mundo en busca de una oportunidad laboral o, simplemente, de combatir «esa resistencia al cambio» que mucho tiempo sintió esta leonesa de capital.
Estudió filología inglesa en la Universidad de León y fue «una de las primeras privilegiadas en poder acceder a una beca Erasmus», afirma Cristina. Así, a sus veintipico puso rumbo a Escocia, destino al que le siguieron otros como Holanda, Bélgica, Edimburgo, Dinamarca y el Reino Unido. Fue en Londres donde encontró ese lugar de las oportunidades y hoy trabaja allí como informática para una consultora.
La vida de Cristina ha sido un ir y venir que comenzó con una experiencia que le cambió la vida, su Erasmus en Escocia. «Un día por los pasillos de la Universidad de Stirling pensaba en qué me depararía el futuro ahora que me iba a licenciar y me topé con un anuncio de becas para realizar allí un máster de conversión a ciencias de tecnología de la información». Ni corta ni perezosa se embarcó un año más en la experiencia de vivir en el extranjero, «era una gran oportunidad que no me podía perder, aunque tuve que trabajar a tiempo parcial dando clases particulares de español, entre otras cosas, para poder financiarme el año», explica Borrego.
Sin embargo, llegó el momento de regresar a España, donde se encontró con un «sistema muy inflexible» que no reconocía su máster y el pesado trámite para convalidarlo con el sello de La Haya le hizo no optar por esa vía. «En el extranjero es todo mucho más fácil y, se supone, que tener una titulación avala que has desarrollado una capacidad de pensar, investigar, de tener capacidad de crítica y análisis y que sabes desarrollar un argumento», comenta nuestra leonesa con cierta indignación. «Descorazonada y con la que estaba cayendo en España en los 90 —Cristina dice que el paro juvenil era también muy alto— se trasladó a Madrid, pero el esfuerzo que hacía para llegar a fin de mes como pluriempleada creyó que no merecía la pena y volvió a León.
Pero esta ciudad se le quedaba pequeña... Animada por amigos que se habían trasladado a Londres, decidió probar suerte. Después de tres meses con un trabajo temporal consiguió un puesto en una empresa de informática como programadora. «Estábamos viviendo el boom del año 2000 y muchas compañías renovaron sus programas por miedo a un hipotético caos con el cambio de milenio», cuenta Borrego, que, dos años después, terminó como consultora en una empresa de telecomunicaciones. «Aquí es donde tuve la oportunidad de trabajar en muchos países y llegué a vivir en cuatro diferentes, pero al final volví a Londres... y aquí sigo». Cristina asegura que le encanta la capital inglesa, «aunque puedes encontrarte realmente solo aquí». Explica que las distancias son muy grandes y muchas veces uno acaba hablando por teléfono con la gente porque «no te apetece hacer el esfuerzo de meterte en el metro para quedar». «Pero —asevera— por otro lado compensa. La diversidad de razas te hace sentirte libre, no existen estereotipos. En mi barrio, Southwark, viven alrededor de 220.000 personas y se hablan 150 lenguas», ejemplifica. Cristina Borrego describe Londres como una ciudad cultural con una oferta increíble de servicios «y, sobre todo —incide— cualquier cosa que quieres hacer o estudiar aquí puedes conseguirlo. He leído sobre el sueño americano donde todo es posible, pues creo que el Reino Unido es igual. Es la tierra de las oportunidades, del reinventarse a uno mismo, del no conformarte con lo que tienes sino luchar por lo que quieres y poder llegar a conseguirlo», asegura entusiasmada esta leonesa.
Cristina es un buen ejemplo de búsqueda de la oportunidad de cada uno. «Se trata de no conformarse con lo que uno tiene, sino luchar por lo que quiere, y en Londres eso es posible «¡y eso es lo mejor!».