Diario de León

LEONESES POR EL MUNDO. ALEMANIA | Silvia Espadas. tÉCNICO INFORMÁTICA

«Aquí siempre hay algo que hacer»

Tras vivir en Palma de Mallorca más de diez años, Silvia decidió cambiar de aires y marcharse con su marido a Berlín en busca de oportunidades que no llegaban en España

Silvia (izquierda), con una amiga en uno de los múltiples parques que rodean Berlín.

Silvia (izquierda), con una amiga en uno de los múltiples parques que rodean Berlín.

Publicado por
Lucía Diez | León
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La mala situación económica que comenzaba a vivir España y, particularmente, Palma de Mallorca, empujaron hace más de año y medio a esta leonesa de 37 años y a su marido Manuel a buscar otras opciones. «Nos fuimos a Berlín después de dar muchas vueltas y al ver que ninguno de los dos encontrábamos trabajo». Antes de marcharse al país germano, barajaron otras opciones como Uruguay, Puerto Rico, Argentina, Canadá, pero lo descartaron porque «saltar el charco es muy difícil, tanto por el cambio cultural como por la distancia». Silvia siempre se planteó distancias cortas: «no quería estar a más de tres horas de vuelo con mi España».

Además, contaba con una ventaja fundamental: «debido a mi estancia en Palma de Mallorca, chapurreaba algo de alemán». Acompañada por su marido y animada por su madre, que les ayudó a encontrar la casa, Silvia se estableció en Berlín, donde encontrar vivienda se convirtió en una tarea complicada. «Los pisos escasean y visitar uno era algo parecido a un casting donde se deja el currículum; si es para compartir habitación, también es necesario explicar gustos y hobbies».

Una vez en la capital germana, esta leonesa se apuntó a un curso de integración «no obligatorio para los europeos, pero quisimos hacerlo». «Durante dos meses dimos cuatro horas seguidas de alemán a la semana». Gracias a ello, su marido Manuel pudo encontrar trabajo como transportista. «En mi caso, yo trabajo con el ordenador desde casa, pero también los reparo. Lo mío es el diseño gráfico».

La elección de Berlín se debe a mucho factores. «Es una ciudad maravillosa, multicultural y relativamente barata para vivir».

Diferencias sutiles

Para Silvia, la gastronomía alemana no es tan rica y conocida como la española, aunque destaca por varios productos. «Su cerveza es espectacular; también los espárragos y las patatas. Sin embargo, lo que más me gusta es el currywurst, una salchicha asada o cocida acompañada por patatas o panecillos». Sin embargo, Silvia subraya la posibilidad de encontrar alimentos de cualquier parte del mundo, «tanto españoles como de otros países».

Otro elemento que subraya esta leonesa es el cuidado y el aprecio que los alemanes sienten por sus mascotas, que protegen todo lo que pueden. «No existen tiendas de animales donde adquirir perros y gatos como en España, sino que se los compran a familias y por Internet; así se evitan criaderos». De hecho, es muy común la existencia de grandes parques en el centro de la ciudad, «donde los pájaros y las ardillas deambulan sin miedo». La arquitectura de la ciudad, sobre todo la de sus edificios religiosos, llama la atención de Silvia. «Hay muchas diferencias de estructuras entre la zona este y la oeste, se nota la influencia que ha sufrido cada zona. También me gustan mucho las iglesias protestantes y comprobar la gran cantidad de mezquitas que hay, un símbolo inequívoco de la tolerancia de la ciudad».

De hecho, uno de los distritos preferidos de Silvia en Berlín es Kreuzberg, el barrio turco por excelencia. «Me sorprenden sus escaparates, donde exponen la ropa en maniquíes tapados con pañuelos. Si se saca una foto en una esquina y aparecen los letreros en árabe, nadie diría que es Berlín». Asimismo, cuentan con mercados de fruta con unos precios «increíblemente bajos». Otro de los barrios con gran concentración inmigrante es Neukölln.

En la capital alemana existe una gran variedad de actividades, «siempre hay cosas para hacer y ver; cada esquina puede sorprender con algo diferente». El rincón preferido de Silvia en Berlín es Mauerpark, un parque donde «los domingos se puede disfrutar de una buena cerveza, música, zona verde y comprar y vender cualquier producto en los conocidos mercados de pulgas».

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