José Bretón comienza una huelga de hambre contra las medidas carcelarias
La abogada de Ruth Ortiz anuncia que solicitará la máxima pena para el imputado.
José Bretón comunicó ayer a Instituciones Penitenciarias su decisión de iniciar una huelga de hambre de alimentos sólidos. Lo hace como medida de protesta ante las condiciones de seguridad a las está sometido.
El imputado por el doble asesinato de sus hijos se encuentra aislado del resto de presos y sometido a un protocolo antisuicidio. El juez que instruye el caso, José Luis Rodríguez Lainz, advirtió recientemente al abogado de Bretón que, tras los últimos informes que apuntan a que su cliente asesinó a sus hijos y después incineró sus cuerpos, otros reclusos de la cárcel de Alcolea, donde permanece retenido desde el pasado octubre, podrían tomarse la justicia por su mano.
Ayer por la mañana Bretón solo ingirió un vaso de leche a la hora del desayuno. Después, adquirió otro litro en el economato de la cárcel y se lo llevó a su celda. El abogado de la defensa, José María Sánchez de Puerta, se mostró sorprendido por la decisión de su patrocinado y aseguró que no se lo había comunicado con antelación.
La abogada de Ruth Ortiz, madre de los niños desaparecidos, anunció ayer que pedirá la máxima pena para Bretón, por la que podría ser condenado a 41 años de prisión efectiva en caso de ser declarado culpable por los cargos de doble asesinato con alevosía y denuncia falsa.
Bretón declarará este miércoles ante el juez por primera vez desde que fuera imputado por la muerte de sus hijos. Como ya anunció el letrado del acusado la pasada semana, su representado no cambiará «una sola coma» de la versión de los hechos que ha mantenido hasta ahora ya que se niega a confesar unos asesinatos que, mantiene, no cometió.
A través de una fotografía
Entretanto, el forense Francisco Etxeberria, autor del primero de los informes que contradijo al de la policía, tuvo claro desde el instante en que le enseñaron unas fotos de las muestras «tomadas desde la distancia» que los restos óseos hallados en la finca de Las Quemadillas eran humanos. Etxeberria se mostró pesimista en cuanto a la posibilidad de hallar restos de ADN que permitan identificar los cuerpos. A cien grados resulta muy complicado, y a 300 se da ya casi por imposible. Y en este caso «fue tal la temperatura del fuego —entre 600 y 800 grados— que el suelo arcilloso se convirtió prácticamente en cerámica», apunta el forense.
El forense cree que ya existen indicios como para que «la Fiscalía presente una acusación poderosa.