«El racismo es el pan de cada día en esta sociedad»

«En investigación, si quieres llegar a algo, debes trabajar con otros grupos en el extranjero» explica Borja Linage Álvarez como la «razón principal» por la que decidió hace cinco meses y medio llegar a Bloemfontein, en Sudáfrica. Allí se encuentra trabajando con la Universidad del Estado Libre en un proyecto de investigación centrado en filogenética de microorganismos que viven en la corteza terrestre, trabajo facilitado gracias a «la cantidad de minas que tenemos en este país, lo que facilita el acceso a las muestras».

A sus 33 años, Borja se doctoró el curso pasado, después de haber estudiado dos carreras, Ciencias y Tecnología de los Alimentos e Ingeniería Agrícola, con la especialidad de Explotaciones Agropecuarias, todo ello en la Universidad de León.

Su trabajo de investigación le ha permitido en lo que lleva de estancia en Bloemfontein visitar más de 15 minas de oro, platino y diamantes. «La experiencia es única pero las condiciones son muy duras», confiesa. «En algunas minas la temperatura ambiente alcanza los 40 grados y un cien por cien de humedad, además el tiempo de tomar las muestras es como mínimo de cuatro horas». También añade que este tiempo no incluye «el tiempo que tardamos en llegar al pozo de sondeo, portando mochilas de más de 20 kilogramos».

Pese a las duras condiciones de las minas, Borja confiesa que «la experiencia es muy interesante» ya que «J. R. R. Tolkien nació en la ciudad donde me encuentro» y añade que, gracias a estas vivencias bajo tierra «puedo ver muchas cosas que se reflejan en sus libros o en la vida real». Además, cuenta como anécdota que «en El Señor de los Anillos las dos torres representan los ascensores de las minas, que aquí en Sudáfrica pueden llegar a alcanzar los 90 kilómetros por hora».

Su trabajo de investigación le permite codearse con los mineros del país: «hablan su propio idioma, el fanakaló, una mezcla de muchos otros», además, «no son muy altos». Otra de las características que destaca de las minas sudafricanas son las «increíbles» medidas de seguridad, aunque confiesa que «aún así tienen problemas con los mineros ilegales, los zama zama, que se pasan semanas o meses bajo tierra extrayendo mineral para revenderlo».

Por otra parte, Borja recomienda a los amantes de la naturaleza «visitar África alguna vez en su vida». La ciudad en la que se encuentra, está a 1.400 metros sobre el nivel del mar, aunque «aquí la tierra es bastante plana», por lo que echa de menos las montañas de León y sus ríos, ya que «aquí no hay libertad para visitar la naturaleza, todo está cercado, son granjas particulares y no puedes ir a pescar a los ríos porque también son de propiedad privada, sólo puedes ir a pantanos o a reservas naturales».

Sociedad

Pese a mostrarse contento con su experiencia y su intención de, como mínimo, cumplir con el contrato que le mantendrá en Bloemfontein durante dos años, el leonés confiesa que «esta sociedad es muy cerrada y estoy en la ciudad con mayor población blanca de Sudáfrica, la mayoría boers, por lo que es muy difícil tener vida social ya que ellos no se abren a los extranjeros». Además, añade que «el racismo que todos creemos que ya no existe es el pan de cada día para esta sociedad» y comenta que «no se ven parejas mixtas y algunos bares son sólo para blancos o para gente de color».

Por último, Borja cuenta que en el país en el que se encuentra las comunicaciones no se asemejan a España ya que «no existe el transporte público y si no tienes coche estás fuera de todo».