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Publicado por
ROSA VILLACASTÍN
León

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La historia de Concha Velasco es una historia de luces y sombras. Las luces forman parte de sus éxitos profesionales. Y las sombras, de un matrimonio que si bien es cierto que le dio momentos de felicidad como el nacimiento de su hijo Paco, también lo es que le ha proporcionado un gran sufrimiento y la bancarrota. No porque Paco Marsó fuera mala persona, que no lo era, sino por su mala cabeza a la hora de gestionar la fortuna que Concha ha ganado en televisión y en teatro, y que es la causa de que hoy, a sus 73 años, todavía arrastre deudas que ponen en peligro su estabilidad económica, y lo que es peor su futuro inmediato.

Deudas que la actriz paga religiosamente, pese a que la pareja estaban ya divorciados cuando Paco murió, y que han estado a punto de dejarla en la calle en varias ocasiones. La última, hace unos días, cuando estando actuando en el teatro de la Latina de Madrid le llegó una orden de embargo, según la cual, si no pagaba los 50.000 euros que debía, perdía su casa. Un apartamento pequeño, que compró después de su separación, que está al lado de donde viven sus hijos, y en el que pensaba pasar el resto de su vida.

La historia de este nuevo traspiés económico viene de lejos, de hace 7 años, cuando la pareja contrató a un famosos abogado Doroteo López Royo para que les llevase un pleito que tenían con Hacienda. Por razones que no vienen al caso decidieron cambiar de abogado, momento que aprovechó el señor López Royo para demandarles por no abonarle la minuta, que según Concha era muy abultada puesto que no había terminado de realizar el trabajo para el que había sido contratado. De aquellos vientos estos lodos.

Que Concha haya tenido que retirar el dinero que tenía en un fondo de pensiones para evitar el embargo de su casa puede dar idea de su actual situación económica, siendo como es una mujer que lleva trabajando toda su vida. Es indudable que el destino ha sido generoso con esta gran actriz, pero también lo es que no eligió a la persona adecuada con quien compartir su vida, y que ha sido una fuente de desdichas desde que se conocieron.