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LEONESES POR EL MUNDO | EE.UU.

«La universidad es carísima»

Carlos García Casado. Mánager. Participa en La Crosse (Wisconsin) en un programa para formar jóvenes talentos de Walmart, la empresa más grande del mundo. Aprovecha para viajar y conocer uno de los países más variados.

Carlos, en Devil’s Lake State Park, en Wisconsin.

Publicado por
F. CASTRO | LEÓN
León

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Por aquello de mejorar su inglés abandonó León y se decidió a dar el salto al Atlántico para continuar sus estudios de Derecho y Administración y Dirección de Empresas. Inició su aventura en los Estados Unidos en Arkansas, conocido como el «natural state» y el lugar perfecto para los amantes de las actividades en la naturaleza (senderismo, pesca, ciclismo, canoa, cámping, etc). «La gente en el sur es muy amable y sobre todo muy acogedora. Aún siendo un extraño no dudan en invitarte a su casa para compartir una abundante cena con ellos. Es tal su amabilidad que a veces se hace empalagosa como cuando te abren la puerta y aún así te dicen ‘thank you’», comenta Carlos.

Es el sur de los Estados Unidos, el territorio de la música country, del sweet tea, del pollo frito y del pensamiento conservador marcado por las diferentes iglesias protestantes. «Al sureño le gusta ir los fines de semana a disparar su escopeta con su pick-up truck —la camioneta típica—, y también el fútbol americano, que convierte los días de partido en jornadas festivas desde la mañana hasta el anochecer», asegura Carlos.

Sobre la vida en la universidad destaca que es carísima. «Son 15.000 euros al año, pero eso no es todo. Lo peor es que el nivel técnico es bajísimo comparado con España. Aunque no imparten muchos conocimientos técnicos —lo que aprendí allí de finanzas o contabilidad casi lo sabía desde el instituto— es impresionante lo que llegas a aprender con las llamadas soft skills como yo hice en asignaturas como marketing, leadership o ventas».

A Carlos le ha llamado la atención el control del alcohol en el sur. «Está muy perseguido el beber si eres menor de 21 años y se lo toman muy en serio». Y también la diferencia entre los establecimientos: «Los bares tienen mucho que envidiar a los españoles; lo mejor son las fiestas en casas, son increíbles. Recuerdo la del año pasado en Halloween».

Y probablemente en su decisión de quedarse en Estados Unidos pesó lo que fue descubriendo. «Durante mi año en Arkansas aproveché cada puente para viajar. En el descanso de otoño estuve en Nueva Orleans y fue una de las mejores experiencias de mi vida. Es la ciudad de la música, de la fiesta, del buen ambiente, de la gente en las calles... En Acción de Gracias fue a Chicago. El skyline es impresionante y no tienen nada que envidiar a Nueva York. En Navidad hicimos parte de la Ruta 66 en Oklahoma, la tierra del western y los casinos, y después fuimos en avión a San Francisco, mi ciudad favorita. También visitamos ese año Nueva York, Colorado, Las Vegas o Texas».

Carlos, para poder quedarse, tuvo que adaptarse a lo estadounidense: «Empecé a enviar un currículum europeo y fue un desastre. No me llamó nadie. Hice uno al estilo americano y entré como mánager en uno los hipermercados de Walmart, la tercera empresa más grande del mundo que entonces era la primera. Es como un Carrefour pero mucho más grande. La oportunidad era excepcional y me fui a La Crosse, en Wisconsin, donde resido en la actualidad».

Según explica, está ciudad «es preciosa, a la orilla del río Mississippi, con tres universidades para 50.000 habitantes. La gente aquí en el norte es más liberal y tiene una mentalidad más abierta, hasta le gusta beber más. Me impresionó que los bares abren a las siete u ocho de la mañana y no porque sigan de fiesta sino que la gente empieza a beber a esas horas».

«Wisconsin es un buen lugar para vivir pero me temo que en invierno será muy duro. Aquí he visitado Milwaukee, Madison y Wisconsin Dells. Milwaukee tiene un museo de Calatrava muy parecido a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia que me encantó».

Como anécdota comenta que es la tercera vez que sale su foto en el Diario: «Tengo una en mi cuarto de cuando el Ademar ganó la Recopa de Europa, en la que estoy bañándome en Santo Domingo y otra del día de la bici de hace muchísimos años».