Botella y González, enfrentados por los cambios en el hospital La Princesa
La firma que estampó el pasado domingo Ana Botella en apoyo al personal de La Princesa se sumó a las críticas por la transformación del hospital en un centro especializado en mayores, y llevó al presidente madrileño, Ignacio González, a opinar que la alcaldesa «no se ha enterado de lo que está pasando» en el centro.
Botella acudió el domingo a La Princesa por motivos privados y firmó, junto a su yerno, Alejandro Agag, el documento de los trabajadores del hospital contra los planes de la comunidad de transformarlo en un centro de alta especialización en patologías de personas mayores de 75 años.
Ignacio González, tras conocer la acción de la alcaldesa, opinó que Botella «no se ha enterado de lo que está pasando» en La Princesa que, según dijo, «no se va a cerrar», sino transformar en un centro especializado.
González se mostró dispuesto a hablar con Botella si ella le llama para tratar el asunto, aunque fuentes del Ayuntamiento respondieron que Botella «sabía perfectamente» lo que firmaba, y aunque la alcaldesa está «a favor» de la política sanitaria de la Comunidad de Madrid también se muestra contraria al desmantelamiento de La Princesa.
Con todo, Ana Botella está «sorprendida» porque alguien quiera ver un enfrentamiento político en su acción, y remarcó que no hay ningún debate político en el seno del PP de Madrid sobre este caso.
También negó una crisis en el PP madrileño la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, quien dijo que la propia Botella le aseguró que «respalda plenamente» la política hospitalaria y la «reforma sanitaria» del Gobierno autonómico presidido por González.
Para Cospedal, «una cosa (la firma) no tiene por qué estar enfrentada con la otra (el apoyo a la política de la comunidad)» e insistió en que no cree «ni muchísimo menos» que haya un enfrentamiento entre ambos.
Quien sí opinó que hay enfrentamiento es el secretario general del PSM, Tomás Gómez, que se mostró convencido de que Botella firmó por el «canibalismo» y la «guerra» interna que hay en el PP madrileño, pero sobre todo para «lavar su imagen» tras lo ocurrido en el Madrid Arena.