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Una mujer tetrapléjica maneja un brazo robótico mediante su pensamiento

Los investigadores traducen a lenguaje informático las señales eléctricas del cerebelo.

Publicado por
Antonio paniagua | madrid
León

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Un grupo de investigadores estadounidenses ha creado un brazo robótico que permite a una mujer tetrapléjica dirigir el artilugio con su pensamiento, hasta el punto de que es capaz de mover objetos con la precisión y delicadez de la mano de un ser humano.

Según publica un estudio de la revista The Lancet Medical Journal , el invento suscita muchas esperanzas entre lesionados medulares que han perdido la movilidad a causa de un accidente, pacientes que han sufrido amputaciones o personas postradas en una silla de ruedas a causa de un ictus. Los científicos han devuelto la ilusión a Jan Scheuermann, una mujer de 53 años a la que diagnosticaron hace trece una enfermedad degenerativa que dañaba las neuronas del cerebelo, la zona del encéfalo en que se hallan integradas la función motora y la conservación del equilibrio. El avance de la dolencia que sufre Jan es tal que no puede mover ninguna parte de su cuerpo que se encuentre por debajo del cuello.

En febrero, a Jan Scheuermann le implantaron dos redes de microelectrodos en el córtex cerebral. Dos semanas después de la intervención quirúrgica, la prótesis fue conectada. La paciente requirió entonces 14 semanas de entrenamiento para adquirir la destreza suficiente para tomar objetos, superponer conos y llevar a cabo otras operaciones. Ya en el segundo día de adiestramiento, la mujer pudo mover la mano artificial.

«Impresionados»

Al final de todo el proceso, Jan Scheuermann pudo realizar tareas con un éxito del orden del 91,6%. «Nos quedamos impresionados por lo rápido que pudo adquirir su habilidad. Fue algo totalmente inesperado», dijo el experto. La precisión con que la enferma puede coger objetos y depositarlos después es muy similar a la de un brazo humano.

La tecnología creada hace que el uso del brazo robótico sea muy intuitivo para los pacientes. Los enfermos, en lugar de pensar cómo deben mover un brazo, simplemente tienen que concentrarse en el objetivo. Para encestar una pelota, por ejemplo, la persona imagina cómo lo haría, sin necesidad de visualizar al detalle todas las maniobras.

Ahora se plantea a los investigadores un sinfín de desafíos. Un reto consiste en desarrollar sensores capaces de detectar el frío y el calor, o recurrir a una conexión inalámbrica, como el wi—fi, para conectar el cerebro a la prótesis.

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