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LEONESES POR EL MUNDO. CHINA | ALBERTO FERNÁNDEZ. FREELANCE

«Todo lo que se diga de los chinos cambia en horas»

Alberto Fernández. Freelance. Trabaja en todo lo que le sale para poder pagar los gastos mientras estudia el idioma del futuro. Después de casi dos años lo tiene claro, los chinos «son ‘muchos’ y muy diversos».

Alberto Fernández, en Pudong, el barrio colonial francés.

Publicado por
f. castro | león
León

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Reside en China desde febrero del 2010. Llegó al gigante asiático con la intención de quedarse unos meses. Su objetivo era aprender chino para trasladarse hacia Estados Unidos con la idea de asentarse para trabajar como florista. Pero su interés por la cultura asiática, por la filosofía y su respeto a la cultura le ha animado a permanecer más tiempo de lo previsto en China.

Alberto Fernández nació en 1988 en Carrizo de la Ribera. Su padre era natural de Soto y Amío y su madre asturiana por lo que durante su infancia y juventud vivió a caballo entre la provincia de León y el Principado de Asturias.

Su gran pasión es el mundo de la floristería. Y ésta fue la razón por la que abandonó León por vez primera. «Mi andadura fuera de la provincia comenzó cuando decidí estudiar diseño de arte floral en Sevilla», recuerda Alberto.

En la capital andaluza residió dos años y después empleó otro en seguir formándose en Alemania, concretamente lo hizo en dos de sus principales ciudades: Múnich y Berlín. Allí aprovechó para trabajar en el mundo de la floristería mientras estudiaba otro de los idiomas fundamentales: el alemán.

Con 22 años inició su aventura en Asia. Se trasladó en febrero del 2010 a Shanghai con el objetivo de que le sirviese de puente para aprender el idioma del gigante asiático durante unos meses antes de emigrar a Estados Unidos.

Pero de momento optó por quedarse más tiempo en China, un país por el que sentía atracción al igual que por el resto del continente asiático y sus singularidades con respecto a la cultura y la filosofía occidental. «Desde hace muchos años estaba interesado por la cultura asiática, por su filosofía, por su respeto a la naturaleza, por muchas otras cosas.... Pero la realidad motivadora que me trajo hasta aquí fue el objetivo de aprender chino», recuerda Alberto Fernández.

Ahora vive una vida muy intensa entre el mundo laboral y sus esfuerzos para seguir estudiando. «Trabajo como freelance... trabajo de florista, de modelo, de camarero, de profesor de inglés, de actor.... De todo lo que sea y de todo lo que me salga con el objetivo de contribuir un poco al enorme gasto que supone vivir y estudiar en China sin beca oficial ni ayuda de ningún tipo».

Sobre su vida en China asegura que las cosas son muy difíciles de describir. «El clima o la gente no se pueden explicar fácilmente. Es algo que hay que vivirlo para poder contarlo», explica este joven leonés.

«La verdad es que hay pocos días en los que bajemos de cero grados pero el invierno es insoportablemente frío por la sensación térmica que genera la terrible humedad. A esto hay que unir la mala calidad de las construcción y la ausencia de radiadores. El invierno es frío y lluvioso, y el verano es caluroso y con tifones», según Alberto.

Y sobre el país y sus habitantes destaca que su singularidad reside precisamente en eso, en su variedad e inmensidad. «Los chinos son... muchos y muy diversos. Todo lo que se pueda decir del carácter de los chinos, incluyendo los tópicos negativos y positivos, se pueden desmentir y confirmar en menos de una hora en cualquier punto de la ciudad. Yo personalmente no sé como describirlo. Amor y odio constante por la ciudad y sus habitantes».

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