EEUU LEVANTARÁ LA PROHIBICIÓN, QUE TENDRÁ EXCEPCIONES
Las militares españolas, 15 años de ventaja a las estadounidenses en primera línea de combate
"No hay limitaciones y no hay diferencias", aseguran dos mujeres 'boinas verdes'
Las militares españolas tienen las puertas abiertas a cualquier puesto en las Fuerzas Armadas, incluso en unidades de combate y operaciones especiales, para las que muchos países tienen vetadas a las mujeres. Precisamente, Estados Unidos acaba de anunciar el futuro fin de esta prohibición, que entrará en vigor no antes de 2016, aunque probablemente se establezcan excepciones y se demore aún más para sus fuerzas de operaciones especiales.
En España la ley garantiza que las mujeres tienen acceso a todos los empleos y a todos los destinos, sin cuotas, desde que en 1999 la Ley de Régimen de Personal de las Fuerzas Armadas garantizara la "plena igualdad" y suprimiera todas las limitaciones para las mujeres, que en la actualidad suponen el 12,2% de sus efectivos.
Y la ley se cumple en la práctica: a día de hoy hay 69 mujeres en Afganistán, desempeñando todo tipo de puestos. Hay tiradoras de ametralladora, conductoras de vehículos tácticos, sirvientes de morteros y ametralladoras de los blinados, fusileras, médicas, enfermeras, especialistas y cocineras.
De ellas, 17 están desplegadas en puestos avanzados de combate, de los que no pueden formar parte por ley las mujeres en Estados Unidos. En cada una de las dos bases avanzadas que España tiene en la provincia de Badghis --en Ludina y Moqur-- hay alrededor de 200 militares. Entre ellos, 17 mujeres que forman parte de los batallones de maniobra, la unidad logística, los equipos de asesoramiento al Ejército afgano, el grupo aéreo de apoyo a tierra y la unidad de zapadores. A ellas se suman también las miembros de los equipos médicos, en los que hay otras 11 mujeres, que van rotando.
Mismos trabajos y mismas condiciones
En definitiva, en los puestos avanzados de combate, mujeres y hombres hacen los mismos trabajos y viven de la misma manera. En estas bases, los militares duermen y comen en tiendas de campaña y usan duchas y sanitarios en contenedores habilitados, donde no se hace ninguna distinción por sexo. Todo es mixto, algo impensable para las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, donde se sigue una estricta política de separación de sexos.
Según anunció este jueves el Departamento de Defensa de Estados Unidos, antes de mayo se presentará un plan para integrar a las mujeres en los puestos operativos al "máximo posible". En la actualidad, según ha publicado 'The Washington Post', el Ejército estadounidense excluye a mujeres para casi el 25% de sus puestos operativos.
Su progresiva apertura tendrá que cumplir determinadas condiciones y algunas de ellas inevitablemente retrasarán su aplicacion práctica. En concreto, al ser preguntado en la presentación de estos planes acerca de si las mujeres podrán formar parte de las fuerzas de operaciones especiales, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas estadounidenses, general Martin Dempsey, explicó que para "garantizar su éxito y su seguridad" en estas unidades, tiene que haber "suficientes" mujeres que puedan cumplir los requisitos para entrar a formar parte de ellos.
Mujeres en operaciones especiales desde 2001
En España, no existe ninguna limitación para que las mujeres formen parte de estas fuerzas de élite. Si cumplen los requisitos, pasan las pruebas físicas, en las que actualmente se les exigen "exactamente" los mismos mínimos, y completan el curso correspondiente, son un miembro más del Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, al que la "primera mujer combatiente" llegó en 2001, según ha explicado a Europa Press un oficial de este cuerpo de élite, que tiene su Cuartel General en Alicante.
Desde entonces, en todas las misiones en las que ha participado el MOE ha habido mujeres, desde Bosnia, hasta Irak y Afganistán. Para cumplir estas misiones, los equipos operativos siguen un riguroso plan de instrucción que les permita estar preparados para todos los escenarios en los que puedan tener que desarrollar sus misiones.
Hoy son cuatro las mujeres que forman parte del MOE con aptitud de operaciones especiales y tres de ellas están integradas en algunas de sus unidades de combate.
Una de estas cuatro 'combatientes' es una sargento primero que entró en Operaciones Especiales en 2003. Desde entonces, forma parte de esta unidad, aunque paró tres años, porque, tal y como ha explicado a Europa Press, tuvo tres hijos. En 2011 se reincorporó y sigue en la unidad.
Para convertirse en una de las primeras mujeres en este cuerpo tuvo que psar "las mismas pruebas" que los hombres. "En todas compites con tus compañeros, se exige un mínimo, pero tienes que hacer puntos", explica la sargento primero, que asegura que no necesita un esfuerzo extra respecto a sus compañeros para estar preparada. "Cuando entras en estas unidades tienes que tener muy buena forma física y espíritu de sacrifico", afirma.
Desde entonces, asegura que nunca se ha sentido "diferente al resto". "Un grupo de trabajo es un grupo de cualidades; a lo mejor un compañero levanta 100 kilos en el gimnasio, pero yo puedo correr más", señala. De hecho, otra compañera, una cabo, recalca que "también hay diferencias entre los hombres".
Y es que, según explica el jefe de uno de los equipos operativos, con una mujer a su mando, cada uno de los miembros de estas unidades "ofrece" algo diferente y hacen que el grupo sea "más fuerte y más capaz". "Desde mi punto de vista de capitán, todos son operadores. Todos tienen que cumplir unos mínimos necesarios y a partir de ahí todos ofrecen un punto fuerte diferente", explica.
"No hay limitaciones y no hay diferencias", en esto coinciden la sargento primero, la cabo y el capitán, que además aseguran que no entenderían que fuera de otra forma. "El Estado o la Administración no tienen que decirte qué función tienes que desempeñar, todos tenemos el mismo derecho y el mismo deber de defender el país", insiste la cabo.
Por eso, rechazan de plano los temores que han alegado todos estos años en Estados Unidos los detractores de la participación de las mujeres en unidades de combate y operaciones especiales. La resistencia y la fuerza física y la cohesión del grupo son dos de estas dudas que para los militares españoles han sido despejadas.
"Tampoco interesa que todos sean grandes y 'cachas', tienen que tener diferentes cualidades para que el grupo tenga el mayor rendimiento", defiende la sargento primero. "En el Ejército, en operaciones especiales, no tienes que ser el hombre más fuerte del mundo. Tienes que ser una persona equilibrada", insiste la cabo.
Del mismo modo, no comparten que la presencia de mujeres 'despiste' al grupo o afecte al compañerismo. "Siempre hay gente con la que te lleves mejor, pero eso no depende de ser mujer u hombre", aseguran. La cohesión, explican, se trabaja todos los días.
"Somos todos iguales, si veo caer a un compañero me afecta igual", afirma la sargento primero, en respuesta al temor de aquellos que pueden pensar que, en una operación, una compañera en peligro puede hacer a un hombre actuar de manera que acabe poniendo en riesgo al grupo.
Con la experiencia española, el capitán cree que los cambios anunciados en Estados Unidos acabarán siendo positivos para sus Fuerzas Armadas: "Lo normal es que al principio algunos sean reacios, pero se aceptará con el tiempo, cuando se demuestre que la voluntad es más fuerte que los prejuicios", explica.