LEONESES POR EL MUNDO. HAMBURGO | ANDRÉS SAN JOSÉ. COMERCIAL DE TICKETING
«Lo que más duro se me hace es la falta de luz»
Es su tercera aventura alemana y de nuevo por motivos laborales. Asegura que la gente en Hamburgo es un poco seca al principio y que echa en falta «las montañas de nuestra tierra».
Andrés forma parte de esa nueva generación que mira al extranjero y concretamente a Alemania cómo destino para buscarse un futuro. Desde agosto se encuentra en Hamburgo, en su tercera aventura alemana.
Nacido en León hace 36 años la primera vez que emigró hacia el país germano fue hace diez años con un proyecto de enseñanza de español e italiano a alemanes con fondos europeos y por la novia natural de ese país que tenía entonces. «Me mudé a Berlín y estuve haciendo un poco de todo. Fui profesor, camarero, trabajé en atención al cliente para eBay... y después de tres años y medio me volví para España», recuerda Andrés San José.
Pero en el 2008 de nuevo retomó la aventura alemana aunque con Hamburgo como ciudad de destino: «Fui para llevar el área internacional de una red social. En esta ocasión viajé acompañado por la familia, una hermosa mujer paraguaya y un hijo de un año y medio». En esta segunda oportunidad residieron durante casi dos años en Alemania pero decidieron regresar a España «a finales del 2010, ya en medio de la crisis».
Y ahora desde el verano, tras una nueva oferta de trabajo, Andrés ha iniciado su tercera aventura alemana aunque en esta ocasión sin su familia que se ha quedado en Madrid hasta que termine el curso escolar.
«Actualmente trabajo dirigiendo el departamento de desarrollo de negocio internacional de una empresa de ticketing que tiene su central en Alemania. Tengo un pequeño equipo y nos dedicamos principalmente a extender el negocio de la compañía internacionalmente, empujando los negocios de los países en los que estamos presentes y preparando el terreno para entradas en nuevos países, sea a través de nuevas oficinas o adquisiciones de competidores», según explica este leonés.
Sobre su estancia en Hamburgo destaca que existen muchas diferencias con respecto a España: «La gente en Hamburgo tiene un carácter un poco seco en un primer momento (un poco como nosotros ¿no?) y tardan en abrirse y dejarte entrar en sus vidas, pero una vez superado ese paso, es gente con quién puedes contar si necesitas ayuda», asegura este leonés, a quien le llama la atención un detalle: «Son bastante silenciosos, y se nota especialmente al ser español, porque hay mucho menos bullicio en las calles, no sólo por su modo de ser sino porque las calles son mucho más amplias y la mayoría de las casas no tienen mucho más de cuatro o cinco plantas (por cierto, la mayoría sin ascensor)».
Hamburgo «es una hermosa ciudad, con un lago en el centro mismo en el que navegan pequeñas embarcaciones de vela. También posee uno de los puertos más grandes del mundo. Cuando llegué la primera vez, pensé que se trataría de una ciudad gris e industrial y sin embargo hay tours turísticos por el puerto, infinidad de parques y está plagada de canales», asegura Andrés.
«El tiempo no es mucho más frío que en León, pero eso sí, llueve cerca de 300 días al año. Es lo que tiene estar entre el mar del Norte y el Báltico sin nada que te proteja... cuando las nubes no vienen de un lado, vienen del otro. Por contra los veranos son tan suaves que rara vez se llega a los 30 grados. Vamos, no muy diferente a Asturias, la verdad», comenta este leonés, para quien lo relevante de verdad es la luz: «Al final el tiempo no importa tanto, lo que más duro se me hace es la falta de luz, en invierno a las cuatro y cuarto es de noche y se hace de día a las ocho, con lo que no llegas a ver el sol y te afecta anímicamente».
Y también echa en falta las montañas leonesas en una tierra centroeuropea con un paisaje muy diferente: «Lo que más echo de menos son las montañas de nuestra tierra, aquí es todo llano y cuando miras el horizonte, sólo ves un mar de color verde que termina donde se une con el cielo gris (siempre gris). Algo casi anecdótico es que como hay tan poca luz, las casas no tienen persianas y en el verano que se hace de día a las cuatro y media de la madrugada, la luz te despierta y no te deja dormir, con lo que la única solución son las cortinas más gruesas que se puedan encontrar».