El informe secreto revelaría un ‘lobby’ gay en el Vaticano
La investigación apuntaría, además, a chantajes a prelados homosexuales.
Benedicto XVI se va dentro de siete días y desde ayer el Vaticano está aún más patas arriba, con la explosiva revelación del supuesto contenido del informe secreto de ‘Vatileaks’ encargado por el pontífice. Lo firman tres cardenales ‘detectives’ de confianza, el español Julián Herranz, el eslovaco Josef Tomko y el italiano Salvatore De Giorgi.
Ya había trascendido que su contenido era «demoledor» y que el dossier definitivo, una ‘Relationem’, le fue entregado el pasado 17 de diciembre, momento que habría precipitado su decisión de renunciar. Pero La Repubblica dio ayer por primera vez los detalles: en dos tomos de 300 páginas se retrataría un mapa de grupos de poder en el Vaticano, aglutinados por órdenes religiosas o procedencia geográfica, entre los que destaca un ‘lobby’ gay, algunos de cuyos prelados han sido víctimas de chantajes por parte de sus amantes, laicos a los que están ligados por vínculos de «naturaleza mundana».
Habría una auténtica red de extorsión que entraría de lleno en las luchas de poder. Todo nace cuando el Papa encargó en abril del 2012 una investigación interna del caso ‘Vatileaks’, las filtraciones de documentos que salían en la prensa y sacaban a la luz trapos sucios de la Santa Sede. El escándalo culminó en mayo con la publicación de un libro con medio centenar de papeles y el arresto del mayordomo del pontífice, Paolo Gabriele, acusado de ser el ladrón de documentos. Procesado y condenado en un juicio que fue una pantomima, fue indultado antes de Navidad. De ese modo el caso se cerró en falso de cara a la galería. Pero de puertas adentro trabajaban en serio los tres cardenales ‘detectives’.
La información de La Repubblica da pocos datos y, escrita en un estilo nebuloso común en la prensa italiana, más que nada sugiere entre líneas. Pero lo poco que dice es un bombazo, y hoy anuncia una segunda entrega.
Habla de encuentros sexuales en las propias estancias vaticanas, en una sauna del barrio romano de Quarto Miglio, en un chalé fuera de Roma y en un centro estético del centro de la capital. También cita una residencia universitaria en Via Trasone, cedida en alquiler a una entidad privada, pero que Bertone luego reclamó para que fuera el domicilio romano «de un arzobispo veronés».
De antes
Ahora cobran relevancia viejos escándalos. Han sido publicadas conversaciones muy explícitas grabadas durante dos años, cuando a Balducci le ofrecían el menú anatómico disponible: «No te digo más, dos metros de alto, completamente activo»; «Tengo un alemán recién llegado»; «Tengo dos negros»; «Tengo un futbolista»; «Tengo un bailarín de la RAI»,.... Alguna llamada se registró durante una audiencia con un cardenal. Balducci fue expulsado y borrado del Anuario Pontificio, un caso rarísimo.
En la ‘Relationem’ aparecería también un personaje cada vez más frecuente en el trasfondo de los últimos escándalos vaticanos: Marco Simeon. Un joven de 33 años que se considera protegido de Tarcisio Bertone, el secretario de Estado, y que de forma inexplicable ha tenido una carrera fulminante. Gracias a contactos privilegiados le enchufaron con solo 26 años primero en Capitalia y luego en Mediobanca, dos grandes bancos italianos, para llevar sus relaciones con el Vaticano y el IOR. Su nombre salió a la luz por primera vez en el escándalo de la P-4, una asociación ilegal de tipo masónico con fuertes conexiones en la política.
El informe estaría en la caja fuerte del apartamento papal y pasará a manos del nuevo Papa, a quien le tocará hacer la gran limpieza que Benedicto XVI ya se ve incapaz de abordar.