CORNADA DE LOBO
Oído cocina
Tienen planteada una muy gorda los catalanes con los espionajes entre ellos. No se fían ni de su sombra y andan todos palpándose la camisa y hasta el sobaco sospechando que sea un micro lo del golondrino ese que les dijo el médico. Recelan, se acusan, van al juez y se desasosiegan. Dicen allí los populares que a la Camacho se le han visto las bragas, pero los de Cunvaryensia también van tiznados, los socialistas espian a cíus y Carod se angustia ahora imaginando qué coños le habrán grabado a él.
Los sagaces filemones de la agencia que les hace el trabajito a ese hatajo de fisgones y chantajistas pillaron su mejor filón calando micros en los restaurantes, que en España vienen a ser el verdadero despacho donde hacen migas la política y los negocios, el fútbol o las mafias. Es decir, el verdadero parlamento ibérico y la madre del cordero residen en un comedor reservado. Este es un país cachondo y ejemplar, sí señor, los grandes acuerdos y cuentas se urden o celebran con mantel (después, son opcionales el habitual fiestorro, los excesos y las putas).
Qué curioso, la mayoría de rebeliones europeas y partidos se incubaron en un bar... La Marsellesa nació en un tascorro, Hitler en una cervecería y el socialismo español no iba a ser menos: ahí sigue en Madrid ese local de tasqueo con la chapa que lo recuerda.
Tras la muerte de Franco y a falta de locales propios que les fueron confiscados como botín de guerra, la izquierda española resucitó en los bares (la derecha ya venía bien comida de restaurantes de gran caceta y en ellos siguió, díganselo a Bárcenas). Ojo, pues, con bares, cafés, comederos... saben más sus paredes y camaretas de oreja lela que todos los taquígrafos de Cortes desde Cánovas acá.
En fin, es envidiable esa Cataluña que se espía, nadie se libra, hasta los de casa te contratan una sombra y hoy andan todos apretando esfínter, recelan. Conclusión: tanto espionaje no evitará que la influencia y el cohecho sigan chingando sobre el jergón público, pero bajarán la voz y al menos no veremos tanto alarde de bocazas y gestos insolentes de ladrón profesional.
¿Y micros en León?... sí, se sabe.