No soy suizo

Si es usted amante de los coches antiguos y tiene en casa un seiscientos o una cirila con aquella famosa pegatina de «zoy ezpañó, cazi ná» déjelos en el garaje y no se le ocurra sacarlos para darse un garbeo por Europa. Le van a romper el parabrisas antes de pasar la frontera por Hendaya o Cataluña y, aunque consiguiera llegar más allá, la policía de carreteras le iba a freír en exhaustivos controles, no precisamente de alcoholemia, sino de los que empiezan con un «¿A Suiza, eh, monsieur? A ver, saque los maletines de billetes de quinientos euros». En caso de que no lleve ninguno el gendarme le dejará marchar, no sin antes tomar nota de su matrícula y esperará a la vuelta. «¿De Suiza, eh, monsieur? Enséñeme otra vez los maletines». Así nos ven por ahí fuera.

Y no es para menos. En un país con seis millones de parados al Gobierno le ha estallado ahora el escándalo Bárcenas, el extesorero del PP que guardaba en algún cantón suizo veintidós millones de euros, él le reconoció al juez que en realidad eran treinta y ocho y, según qué contables, pueden ser el doble. El tal Luis Bárcenas ganaba hasta hace poco en el partido un sueldín mensual de veintitres mil euros, tal que tres millones y medio de las viejas pesetinas, según confesión propia, y, oiga, esto también huele muy mal. Lo de Suiza está siendo investigado por el juez Ruz, al que Luis ha declarado que la pasta procede de operaciones inmobiliarias —en el mismo lote le vendemos Urdangarín y yo su chalet y el mío, sin IVA— de la Bolsa y del mercadillo de objetos de arte. Qué artista tenías en casa, Mariano, y tú sin enterarte. Luego Bárcenas ha puesto una demanda por despido improcedente y se ha apuntado al paro. Espero no encontrármelo allí.

La corrupción en España forma parte del folclore nacional y haría bien el gallego Rajoy en parar el baile sin templar gaitas. Se impone una declaración algo así como «señores, aquí ha entrado dinero a paladas para el partido, pero ese cabrón hacía dos montoncitos, uno para nosotros y otro para él, que yo no sabía». Hombre, son veinte años llevando las cuentas y nadie en el PP se enteró. En cuanto al origen del dinero no íbamos a escandalizarnos a estas alturas si era por licencias de favor, contratas amigables y esas cosas que hacen de la política un negocio redondo. Nosotros ya sabemos que lo hacen todos, así que si Rajoy se arrepiente no tiene por qué dimitir, pero que dé la jeta.

Ya resulta aburrido y deprimente escribir de estas obviedades y lo único que pedimos es que el culebrón acabe cuanto antes para que el Gobierno pueda dedicarse en serio a la reconstrucción de un país arruinado, herencia del paisano Zapatero. El cual, por cierto, tiene un chalet alquilado en una zona de Madrid muy exclusiva para cuya renta no le llega el sueldo de expresidente. A su vecino Ruiz Mateos, el que lo fuera de Rumasa, sí. Pepiño Blanco vive igualmente en otro parecido con la indemnización de exministro. Coño con los sin techo.

Mariano, que es buen parlamentario, debería hablar claro y zanjar la cuestión o se enfrentará a una campaña, día sí y día no, de sindicatos y enchufados del sector público que con los recortes temen perder el momio. Están comiendo la sopa boba del Presupuesto nacional. Detrás de las pancartas irán los de siempre, o sea sociatas en paro, comunistas que añoran el muro de Berlín y chavales antisistema, algunos no tan chicos y con antecedentes penales. Meten mucho ruido y son un comodín, si lo sabrá Rubalcaba que nunca quiso desalojar las acampadas de la Puerta del Sol. Curiosamente todas las manifas acaban frente a una sede del PP, nunca del PSOE, será por algo.

En Italia los antisistema han conseguido un veintitantos por ciento de los votos con el payaso Grillo que va por la vida de demagogo total y al que seguramente eligieron por cachondeo no pocos compatriotas hartos de Berlusconi. Ojo con eso porque puede pasar también aquí y nos íbamos a enterar de las recetas: todo gratis, todo vale y el que venga detrás que arree. Sin complejos, como el catalán Artur Mas para tapar sus propias corruptelas. Allí también se espera una patada en la puerta de Mariano.

Respecto a lo de la moción de censura en Ponferrada para desbancar a un alcalde del PP y poner a otro del PSOE que nunca ganó ni en su barrio, servidor tiene opiniones poco compatibles con Benedicto XVI, uno que se fue sin que nadie lo echara. Lo del Bierzo no es corrupción, sino chanchullines. Así, por lo fino, dígame usted quién se va a beneficiar a Ponferrada.

Nevenka, sesenta, Neventa.