Contradicciones sobre la embriaguez de Ortega Cano
Dos camareros insisten en que el diestro era incapaz de mantenerse de pie .
Tres testigos relataron ayer la incapacidad del torero José Ortega Cano para mantenerse en pie por su estado de ebriedad en los momentos previos al accidente mortal que costó la vida a Carlos Parra en mayo del 2011. Estas personas, entre ellas dos camareros, insisten en que lo vieron «tambaleándose» cuando llegó a la cafetería de un hostal cerca de la finca Yerbabuena, aunque el dueño de este local, con quien el torero estaba en tratos para traspasar el negocio, afirma que estaba completamente normal y en condiciones de conducir.
Las contradicciones sobre el grado de ebriedad del diestro se pusieron en evidencia durante la tercera sesión del juicio, que vivió incluso un careo en el que los testigos mantuvieron sus versiones opuestas. Dos camareros que trabajaban en un hostal donde Ortega Cano estuvo poco antes del accidente explicaron que el torero estuvo bebiendo en el local. Uno de ellos le sirvió un whisky con cola que bebió mientras departía con el dueño, con quien estaba en tratos para traspasarle el negocio. Este testigo afirmó que «balbuceaba» y «se trababa al hablar».
Otro de ellos aseguró que, sobre las 22 horas, vio al torero dejar el local «tambaleándose» y «algo mareado», y que de hecho no le reconoció cuando le saludó. Este testigo explicó que atendió en diversas ocasiones al torero en el establecimiento o cuando trabajaba en los catering organizados en Yerbabuena, y que «nunca le sirvió refresco solo, siempre acompañado». El «maestro», como le denominó, solía tomar vino o manzanilla por las mañanas y coca cola con whisky por las tardes, una actitud corroborada también por una vecina de la localidad. Sin embargo, el gerente del establecimiento desmintió este extremo. Aseguró que el viudo de Rocío Jurado pidió una coca cola y no la terminó, y que para nada tenía síntomas de haber bebido alcohol. «No he visto nunca a Ortega Cano bebido», sostuvo el empresario durante el careo con la vecina de Burguillos, que con una sonrisa nerviosa respondió con un «vale, vale».
También comparecieron en el juzgado los sanitarios que atendieron al torero en el lugar del accidente, y dijeron que no apreciaron olor a alcohol ni «síntomas evidentes» de alcoholismo mientras le estabilizaban.