El Papa Francisco inicia su pontificado ante los más poderosos del mundo
Las autoridades de más de 130 países acuden al Vaticano para ver su entronización.
El nuevo Papa ha hablado hasta ahora al pueblo de Roma y a la gente que ha acudido a San Pedro, a los cardenales, a los periodistas en una audiencia, pero todavía no ha tenido un discurso oficial de corte político, como voz moral católica ante una autoridad civil. Hoy es el día, y no tendrá delante a un jefe de Estado o de Gobierno, sino a 132 delegaciones extranjeras de alto nivel, prácticamente la plana mayor del poder mundial. Han ido llegando de todos los continentes para asistir a la ceremonia de entronización de Francisco, uno de los momentos cruciales de un pontificado, pues el nuevo Papa suele trazar un programa de gobierno y definir la impronta de su estilo. Precisamente por eso hay una gran expectación, porque Francisco ha roto esquemas estos días en cada palabra o gesto. Pero hay más, ya es un líder carismático que ha irrumpido de la nada en la escena internacional. Todas las autoridades mundiales tienen curiosidad por verlo de cerca, porque seguramente les va a dar guerra, crecerá como protagonista e impulsará dinámicas imprevisibles.
La sensación inconfundible de cambio histórico está en el aire y todo el mundo la ha captado al vuelo en solo cuatro días. Es evidente que Francisco ha despertado una oleada de esperanza y optimismo que, recientemente y salvando las distancias, solo se podría comparar a la elección de Obama en el 2009. Habría que remontarse al impacto geopolítico de Juan Pablo II en 1978, un polaco en plena Guerra Fría, o al asombro de la bondad arrebatadora de Juan XXIII en 1958. Francisco es un Papa pobre que quiere dirigir la Iglesia hacia los pobres, con un fuerte rasgo social, una línea audaz en tiempos de crisis que puede tener efectos más allá de la mera esfera confesional.
Se anuncia lluvia
Se puede apostar que Bergoglio hablará de tú a tú a los poderosos de la Tierra y se dirigirá al ser humano que se halla bajo el cargo diplomático, con la esperanza de un vuelco espiritual. No es nada habitual tenerlos a todos juntos en una ocasión de estas características. No se sabe si Francisco les dará un baño de humildad, pero desde luego se arriesgan a una tormenta torrencial, pues hoy se prevé muy mal tiempo en Roma. Lleva semanas lloviendo. A su izquierda, mientras oficie la misa, estarán sentados seis reyes, entre ellos los de Bélgica y Mónaco, el Príncipe Felipe y Letizia, junto a los herederos de Holanda y Bahrein. También 31 jefes de Estado y de organizaciones internacionales y 11 jefes de Gobierno, como el español Mariano Rajoy, Angela Merkel y el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, que es católico.
Algo revolucionario ha debido de ver también en Francisco el patriarca ecuménico ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé I, que ha decidido asistir a la ceremonia y participará en la Misa de Inicio del Ministerio Petrino del Obispo de Roma hoy en la plaza de San Pedro, según confirmó el jefe de la Sala de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi.
Por parte de las Iglesias y denominaciones cristianas participarán 33 delegaciones y, además del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, resalta el Catholikos armenio Karekin II de Etchmiadzin o el Arzobispo anglicano de York, John Tucker Mugabi Sentamu; y el Secretario del Consejo Mundial de Iglesias, Fykse Tveit, entre otros. Lombardi también apuntó que asistirá una importante delegación judía de 16 miembros a la entronización.