Kirchner le pide que interceda para lograr un diálogo sobre las Malvinas
El primer encuentro entre Francisco y un jefe de Estado tuvo lugar ayer con Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta de Argentina, el país del pontífice. El Vaticano subrayó que no era una audiencia oficial, de hecho se celebró en la espartana residencia de Santa Marta donde aún vive el Papa, sino una cortesía informal como deferencia al país de origen de Bergoglio.
Desde luego hubo informalidad, con el regalo de un mate y un poncho al Pontífice, sorprendentes besos y una rosa blanca para la presidenta, pero Kirchner no dejó de utilizar esta primera cita para esgrimir un tema político, y no de los más sencillos. En una rueda de prensa posterior desveló que había sacado el asunto de las Malvinas.
La situación de las islas está bloqueada y supone una cuestión un tanto venenosa para el Papa, sabiendo que ya circulan en la prensa británica espinosas frases de Bergoglio del pasado al respecto pues en numerosas ocasiones se refirió a las Malvinas como «territorio argentino».
No obstante, parece que Kirchner no podía dejar pasar la ocasión de ejercer un buen toque de populismo. Por otro lado conviene recordar que las relaciones entre ambos siempre han sido tensas y para el matrimonio Kirchner el arzobispo de Buenos Aires, con sus críticas al Gobierno, era «el verdadero jefe de la oposición».