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Gente de aquí | Un amor de novela

La hija del señorito y la criada

Un juez reconoce 63 años después que Sofía Reguera es hija de un acaudalado terrateniente sevillano al que su familia le impidió casarse .

Sofía Reguera y su hija, con el DNI de su madre en la mano.

Publicado por
Manuel Rus | sevilla
León

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Sofía Reguera es desde ayer oficialmente la hija de una criada y un señorito. Un juzgado la ha reconocido como hija de un terrateniente sevillano. Y ella, ayer también, recordó la relación de sus padres, que fue verdadera y no fugaz. Duró más de cinco años. «Un amor de ensueño, de película, una novela que esperemos que tenga un final bastante feliz».

La relación amorosa entre ambos, en la década de los 40, fue «muy bonita». No fructificó porque los padres del ganadero le dijeron a la joven que se fuera al pueblo a parir y que luego le llamarían, «cosa que fue mentira», recalca Sofía, que lleva el mismo nombre que la madre del ganadero, que le pidió a la criada que se lo pusiera si nacía una niña.

Tras el abandono de la finca por parte de la criada, la familia concertó el matrimonio de su único hijo con una mujer de su misma clase social, de cuyo matrimonio nació un hijo.

Cuando ella era pequeña, recuerda que su padre iba a verla cada quince o veinte días a la salida del colegio y le hacía fotos, aunque considera que su padre iba a ver a su madre por el amor que le tenía.

Con 63 años y al frente de una tienda de moda en El Coronil (Sevilla), Sofía recuerda que emprendió la «lucha» judicial hace siete años, cuando murió su madre, quien no quiso iniciar el reconocimiento de la paternidad de su hija para que no le achacaran que lo hacía «por dinero».

El acaudalado ganadero, cuya identidad no ha querido revelar, habría dejado a su hijo legítimo una herencia de 15 millones de euros. El ADN de Sofía coincide en un 99,9 por ciento con él. Y están los testimonios de numerosos testigos, «porque en el pueblo todo el mundo lo sabía», enfatiza Sofía.

No quiere el dinero para ella, que tiene una tienda y su marido cobra una pensión como jubilado, sino para ayudar a sus tres hijos. Uno está parado desde hace cuatro años, otra «tiene un pie dentro y otro fuera» de la empresa en la que trabaja y el tercero es camionero y «se levanta a las cuatro de la mañana y no para hasta las nueve o las diez de la noche».

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