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El estrés protege de la obesidad a las personas que siguen una dieta grasa

Publicado por
F. Gómez | (colpisa) madrid

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El cambio de modo de vida, cada vez más sedentaria, y el deterioro de las dietas ha llevado al aumento de las enfermedades relacionadas con la obesidad. Una auténtica pandemia mundial encuadrada bajo el nombre de «síndrome metabólico» y que abarca problemas que van desde la diabetes tipo II hasta la hiperglucemia o al hígado graso. Un problema de grandes dimensiones que se ha convertido en un reto médico universal y para el que faltaban algunas respuestas esenciales a la hora de plantear los factores que pueden influir en su aparición, especialmente el estrés.

Por primera vez, un trabajo del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca publicado en la revista científica Cell Metabolism logró descifrar las interconexiones entre el estrés, la obesidad, las enfermedades metabólicas y la dieta que siga cada persona

Y la conclusión fue que el sistema nervioso y el estrés tienen un papel diferente en el desarrollo de las enfermedades metabólicas en función de cuál sea nuestra dieta habitual.

En las personas que habitualmente mantienen una dieta alimentaria sana, el estrés es sin duda una causa que favorece el desarrollo de hígado graso, la diabetes tipo II o problemas como la hiperglucemia. Sin embargo, si la persona sigue habitualmente una dieta grasa, el papel de la hiperestimulación nerviosa, el estrés, es justo al contrario, ya que actúa como un factor protector que no solo impide que aparezcan estas enfermedades sino que incluso evita que el individuo desarrolle obesidad.

Unas conclusiones importantes para el tratamiento de estos trastornos, ya que el estudio predice que terapias dirigidas contra la rama del sistema nervioso que determina la reacción del organismo al estrés, podrían permitir tratar a pacientes con síndrome metabólico que no sean obesos. Pero si estas terapias se efectúan en pacientes obesos podrían tener efectos perniciosos.

El firmante principal del artículo, Mauricio Menacho-Márquez, explicó que hasta ahora existía un problema médico común para abordar los posibles factores de aparición, toda vez que se sabía que «junto con la dieta hay otros puntos que pueden influir en que se desarrollen estas enfermedades, como el estrés, pero era muy difícil identificarlos».

Esto se debe a que las investigaciones se realizan en la clínica entre pacientes que ya desarrollaron la enfermedad, por lo que «era muy difícil saber si era primero el huevo o la gallina», explicó el investigador.

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