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Pilar R. Veiga | (efe) madrid

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Las listas de espera para acceder a una plaza en los colegios mayores son historia y fueron sustituidas por la flexibilización en los pagos y el aumento de becados, ya que estas tradicionales residencias para universitarios, públicas y privadas, no han sido ajenas a la crisis.

«La media de ocupación de los colegios mayores en el conjunto del Estado fue del 92 % el curso pasado» asegura Mikel Aramburu, miembro de la Comisión Permanente del Consejo de Colegios Mayores de España y director del Colegio Mayor (CM) Biteri de la Universidad de Mondragón (Guipúzcoa).

Daniel Arenas, administrador general del CM Moncloa (Madrid), comenta que se llegan a hacer «planes adaptados» por la «cercanía» con el colegial y que se intenta resolver los problemas «con antelación».

En cuanto a las becas, se suelen conceder sin contraprestación, aunque hay casos —explica Aramburu— en los que el residente se hace responsable a tiempo parcial de alguna tarea del funcionamiento de su colegio.

Arenas señala que para las becas se buscan patrocinadores y, aunque no son muy cuantiosas individualmente, pueden llegar en conjunto a 30.000 euros al año.

Respecto a la posibilidad de bajar los precios, «no es tan sencilla», dice el director del CM Biteri, pues la mayor parte de sus instituciones fundacionales no tienen ánimo de lucro, sino que «pretenden dar un servicio a la comunidad universitaria».

Su competencia se puede descubrir en las webs de alquiler de pisos para estudiantes, ya que en el barrio madrileño de Moncloa se anuncian inmuebles para ellos de dos habitaciones por 750 euros/mes.

Aramburu defiende la razón de ser de los colegios mayores por dar una formación extracurricular complementaria a la que se recibe en las universidades. Aramburu concluye: «vivir en un colegio mayor es una experiencia enriquecedora en todos los sentidos».

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