Diario de León

El último acto de rebeldía de Manning

El soldado Bradley Manning, en una imagen de archivo.

El soldado Bradley Manning, en una imagen de archivo.

Publicado por
Jairo Mejía | (EFE) Washington

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El cambio de sexo que quiere Bradley Manning es un último acto de rebeldía de un ex soldado condenado a 35 años de prisión por filtrar miles de documentos secretos a WikiLeaks y ahora desafía de nuevo al Pentágono.

Manning, de 25 años, quiere recibir trato de mujer y que se le llame Chelsea en la cárcel militar de Fort Leavenworth (Kansas), donde está encarcelado, donde no hay una sola mujer y donde no están por la labor de pagar y permitir el tratamiento hormonal que requiere su cambio de sexo.

El soldado pidió iniciar lo antes posible una terapia de cambio de sexo que ningún presidio militar proveyó jamás a un interno y que el abogado de Manning, David Coombs, dijo que exigirá por la vía legal hasta las últimas consecuencias.

Este nuevo capítulo del caso Manning se da poco antes de que Coombs presente la próxima semana una petición de perdón presidencial de Barack Obama a través de las autoridades militares para que el ex analista de inteligencia en Irak sea indultado y salga de prisión antes de tener que recurrir a la libertad condicional, algo que podrá solicitar dentro de siete años.

Un día después de recibir su sentencia de prisión por las históricas filtraciones a WikiLeaks, Manning volvió a poner en aprietos a sus superiores en el Pentágono, ya que la transexualidad no está permitida en las Fuerzas Armadas y es motivo de descalificación o rechazo en el servicio militar.

Durante el juicio por las filtraciones a WikiLeaks la defensa argumentó que Manning sufría graves problemas de adaptación a la disciplina militar por las dudas sobre su sexualidad, lo que uno de los testigos, el psicólogo forense David Moulton, diagnosticó como «disforia de género», que hace que una persona no acepte su sexo.

Eso, según la defensa, demuestra que los responsables militares no se dieron cuenta de que el soldado no se encontraba en las condiciones mentales adecuadas para manejar información secreta. Una nueva lucha comienza para Manning, que abrió los ojos de Estados Unidos a los claroscuros de su guerra contra el terrorismo y ahora podría convertirse en una de las más voces más importante en una nueva lucha por los derechos de soldados discriminados.

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