Seguir a Cristo
Liturgia dominical
JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MENES
Ser cristiano es algo muy serio. Tan serio es, que Jesús nos advierte con dos sencillas parábolas de esa importancia; no aluden a cálculos humanos, sino a la responsabilidad de la decisión. No se puede ser cristiano por conveniencia o por las ventajas que pueda reportar, o porque lo es todo el mundo. Sólo se puede seguir a Jesús mediante una decisión personal, compromiso que sólo Dios nos puede exigir y sólo a Dios podemos hacer. En ello nos va la vida, nos lo jugamos todo, y sin más garantía que la fe en la promesa de Dios. Por eso es una decisión que nadie podría hacer sin la ayuda de Dios. El mismo Jesús es el que nos anima, diciendo que su carga es suave y su yugo ligero. Es el mismo que nos estimula con su ejemplo y nos da su Espíritu para que no decaiga nuestro ánimo. Su Palabra es exigencia y ánimo, y su Eucaristía es el alimento que fortalece a los cristianos en sus firmes decisiones. Porque Jesús está con nosotros y por nosotros.
Seguir a Jesús es una decisión de por vida y hasta dar la vida. Nada (honores, prestigio, poder, riquezas, familia...) pueden servirnos de excusa. Hay que cargar con la cruz y jugarse la vida. No se trata simplemente de esfuerzos por dominar las pasiones o robustecer la voluntad. Es apostar, como Jesús, la vida entera en defensa de la libertad, de la justicia, en favor de los marginados y menospreciados del mundo. Eso llevó a Jesús a enfrentarse con el sistema social de su tiempo y, aparentemente, perdió, pues murió a manos de los poderosos. A sus discípulos no nos van a tratar hoy de mejor manera. La cuestión es si estamos dispuestos a seguir a Jesús hasta la cruz, para seguirle en la resurrección.
Hay que cargar con la cruz. No es una metáfora. El seguimiento de Jesús no admite negociaciones. El hombre no puede regatear con Dios. Su llamada es «sígueme» y los discípulos le siguieron y lo dejaron todo, y con ellos otros muchos. En el cristianismo no hay rebajas de fin de temporada. La lección de este domingo es de peso. Constituye la esencia de toda vida cristiana. No se puede vivir el cristianismo a la ligera; la vida de discípulo ha de tomarse en serio. Igual que se lo tomó muy en serio la Virgen María, modelo se seguimiento de Jesucristo y cuya Natividad se celebra este 8 de septiembre, incluso como patrona de muchos de nuestros santuarios y parroquias en decenas de advocaciones y títulos. Que Ella nos ayude a tener y vivir su misma fidelidad.