EL ABANICO
Los toreros, coto reservado
En la boda de Miguel Angel Perera y Verónica Gutiérrez (hija del famoso Niño de la Capea y de la ganadera Carmen Lorenzo), celebrada el sábado en la Catedral vieja de Salamanca, se dio la concentración de estrellas del toreo más importante y numerosa de cuantas he visto en mi vida. Diestros de la talla de un Paco Camino, El Viti, Dámaso González, Curro Vázquez, Enrique Ponce, Morante de la Puebla, Finito de Córdoba, Francisco Rivera Ordóñez, Pepín Liria, El Juli, Antonio Nazaré, Cristina Sánchez, Fernando Cepeda, Manuel Caballero, Talavante, Fermín Espinosa Armilita, jr. Israel Lancho, Francisco José Palazón, David Galán y Pedro Gutiérrez hijo, estuvieron acompañando a Miguel Angel y a Verónica en el día más feliz de su vida.
Un plantel que juntos valen su peso en oro, no sólo porque estén los primeros en la lista de los mejores, sino porque todos ellos están llamados a mantener el prestigio de un espectáculo que atraviesa momentos muy difíciles. No sólo por la grave crisis económica, que padecen la mayoría, también los aficionados a los toros, lo que les impide pagar una entrada o un abono al precio que están hoy en día, sino porque aumenta el numero de aficionados muy sensibilizados con el maltrato a los animales.
Pero siendo estos dos problemas importantes y de complicada solución hay otro de tanta o más importancia, y es el pánico escénico de las primeras figuras del toreo a los medios de comunicación, no sólo a los del mundo del corazón, sino también a los taurinos, que se quejan, y con razón de lo difícil que les resulta acceder a los toreros fuera de la plaza, ya que la mayoría de ellos cuentan con jefes de prensa. Y esto que en el mundo del deporte se ve como la cosa más natural del mundo, en el de la fiesta nacional se empieza a mirar con bastante recelo entre los periodistas taurinos. Harían bien en dejarse ver más de lo que lo hacen, no para contar su vida privada, sino para hablar de otras muchas cosas que interesan de los personajes públicos, y ellos lo son.