MÁLAGA
Más de 1.500 firmas piden expulsar a un párroco que reprocha los llantos en los funerales
Varios vecinos de una localidad malagueña solicitan al obispado que eche al cura Nicolás Timpu, al que también acusan de poner villancicos en los entierros
Vecinos de la pedanía malagueña de San Luis de Sabinillas han reunido 1.505 firmas para pedir al obispado que quite al actual párroco por reprochar los llantos de algunos asistentes a un funeral y poner música navideña en los entierros.
Trinidad Campos perdió a su hijo de 25 años en un accidente de tráfico el 5 de septiembre y el funeral se ofició al día siguiente por el párroco Nicolás Timpu, quien, según ha asegurado ella, dijo a los asistentes que o cesaban los llantos o dejaba de dar misa, porque el difunto estaba ahí "por ser un pecador".
Reproches y amenazas
Campos ha contado que una sobrina suya al reprochar al sacerdote lo que había dicho, este le dijo que se callase "porque le podía pasar lo mismo" que a su primo.
Después del entierro, vecinos de esta pedanía perteneciente al municipio de Manilva le comentaron a Campos que el párroco se había portado mal con su familia, y esta decidió reunir firmas para sustituirle y recoger testimonios de otras personas a las que les habían ocurrido hechos similares.
Funeral con villancicos
Esta mujer cuenta con declaraciones firmadas de personas del pueblo en las que se indica que el párroco en otro funeral "puso villancicos" o que en el entierro de una niña de 10 años comentó que "él sabía que iba a morir y que ahora se la estaban comiendo los gusanos".
Por otro lado, Campos ha explicado que el párroco ha colocado unos carteles en la iglesia "con consejos para vestir a la hora de acudir a la parroquia, como llevar falda por debajo de las rodillas y poco escote".
Ha añadido que este sacerdote en otra ocasión le negó la misa de comunión a una niña porque dijo que "estaba llena de pecado y que iba a arder en el infierno".
Promesa de ir a la iglesia
La mujer, que ha reunido las firmas en solo 15 días, ha señalado que si consigue que el párroco se vaya y, a pesar de ser una persona que no acude a misa habitualmente --tan solo a bautizos, comuniones y bodas-- ha hecho "la promesa de asistir a la iglesia y a misa descalza durante un año, aunque llueva", según informa en su página web el diario 'Sur de Málaga'.