El papa aboga por no contentarse con una vida mediocre y grandes apariencias
El ejemplo que dieron los Reyes Magos significa que no podemos contentarnos con «una vida mediocre» ni con «grandes apariencias», sino acercarnos a la sencillez porque, como ellos, «buscamos la luz», dijo ayer el papa.
Francisco presidió por primera vez la solemne misa por la Epifanía del Señor en la Basílica Vaticana, abarrotada por autoridades eclesiásticas, civiles, fieles y peregrinos. La homilía fue pronunciada por el papa después del anuncio del Día de Pascua, que este año se celebra el 20 de abril.
Ataviado con el báculo que perteneció a Juan Pablo II, Francisco explicó que durante la homilía que los Reyes Magos simbolizan «el destino» de cada hombre. «En el recorrido de los Magos de Oriente está simbolizado el destino de todo hombre: nuestra vida es un camino, iluminado por luces que nos permiten entrever el sendero, hasta encontrar la plenitud de la verdad y del amor, que nosotros cristianos reconocemos en Jesús, Luz del mundo», sostuvo.
La luz
Nos dice el Evangelio —prosiguió— que los Magos, cuando llegaron a Jerusalén, perdieron de vista la estrella momentáneamente. «Su luz está ausente en el palacio del rey Herodes: porque la casa está oscura, la oscuridad reina, la desconfianza, el miedo porque Herodes se mostró sospechoso y preocupado por el nacimiento de un niño frágil al que siente como un rival», explicó el papa.
Todo un mundo basado «en el dominio, el éxito y el poder, es desafiado por un niño», exclamó el papa.
Los Reyes Magos -continuó el Obispo de Roma- fueron capaces de superar ese momento de oscuridad porque creían en los profetas que señalaban Belén como el lugar de nacimiento del Mesías. «Siguiendo el ejemplo de los Reyes Magos, con nuestras pequeñas luces, buscamos la luz», afirmó el papa.