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Gente de aquí | Esther Núñez, finalista de ‘Master Chef Júnior’

«Quería cocinar botillo»

La niña berciana de 11 años que ha rozado el triunfo en el programa de TVE para cocineros precoces se ha propuesto abrir un restaurante cuando crezca.

Esther Núñez, con una cesta de pimientos del Bierzo, ayer en la frutería del Mercado de Abastos de Ponferrada.

Publicado por
CARLOS FIDALGO | PONFERRADA
Ponferrada

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Se quedó con las ganas de cocinar un botillo, pero ha puesto a la empanada ponferradina, como ella la llama, en el mapa gastronómico de España. Es Esther Núñez Otero, la niña berciana de 11 años que ha rozado el triunfo en el concurso de TVE Master Chef Júnior, y se ha metido a la gente en el bolsillo. A las cinco de la tarde de ayer, la paraban por la calle, en la zona del Mercado de Abastos de Ponferrada, para darle dos besos.

Y todo empezó con unas creepes . «Un día se levantó de la cama y le dijo a su madre, Carmen, que quería hacer unas creepes. Y se pusieron. Tenía seis años», cuenta su padre, José Luis, mientras la niña posa de nuevo para este periódico en la frutería del mercado.

¿La cocina y o el taekwondo?, le pregunta el periodista mencionándole dos de sus aficiones. Y responde con el desparpajo que ya llamó la atención el pasado verano a los responsables del casting del programa. «Las dos cosas. Quiero hacer taekwondo y abrir mi restaurante». Y es que Esther, que sorprendió a media España cuando dio a conocer la empanada con patatas y chorizo —«ponferradina, que la berciana tiene acelgas y pimientos», puntualiza— tiene claro lo que quiere ser cuando crezca. «Quiero ser cocinera y tener tres estrellas Michelín».

Hubiera cocinado un botillo en el programa, pero no le dejaron. «Quería cocinarlo, pero nos dijeron que no daba tiempo en una hora y media», se lamenta.

A Esther, que estudia sexto de Primaria en el colegio San Ignacio y ha sacado buenas notas, también le gustan las matemáticas y la pesca. Tiene cabeza para los números y paciencia para pescar con su padre. Una vez sacó del mar una lubina, de ahí el regalo, una caña, que le ha hecho el programa al acabar las grabaciones.

Hoy regresa al colegio convertida en una celebridad. Las señoras le dan besos en el centro comercial, las niñas quieren ser sus amigas, y una desconocida ha abierto un club de fans en twitter que ya ayer tenía ochocientos seguidores. Su padre piensa que es cosa de dos semanas y luego las aguas volverán a su cauce.

¿Esta noche vas a cocinar tú?, le pregunta este periódico. «Esta noche va a ir la cama pronto, que mañana hay clase», zanja su padre con una media sonrisa.

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