Urge esperar

Elegir un buen candidato, aunque su túnica no sea blanca, lleva más tiempo que confirmar en su tarea a un candidato malo. ¿Para qué las prisas? En todo caso y especialmente en el caso de las primarias para la Moncloa se confía en que para luego no será tarde. Hay que dejar que se celebren anteriormente las autonómicas y las locales, donde pueden perder el culo y el sillón algunos de los que están atados y bien atados a ese mueble que llamó beato Jorge Guillén, refiriéndose, claro, al de su casa.

El PSOE, que ya no es la casa del pueblo, ha confirmado que el mes señalado será noviembre, así que el plazo para las maniobras será largo y pueden aprovecharlo incluso los manirrotos

Para los millones de españoles que no tienen trabajo, todos los meses son tristes ya que no cobran a fin de mes, pero se sigue debatiendo cuál es el más triste del año.

Se suele admitir, no se por qué, bueno sí lo sé porque lo dijo Eliot, que es abril, pero tampoco queda mal en el aciago torneo noviembre, que nos recuerda en alma ajena que todos «seremos de los quietos y no tendremos difíciles los pensamientos».

Tiempo habrá, porque estamos en la llamada cuesta de enero y todavía hay en muchos hogares esos mantecados que no eran precisamente el sueño de Lawwrance de Arabia. Así que, como digo, habrá tiempo para reflexionar aunque no sea eso una de nuestras costumbres.

El futuro imperfecto no tiene por qué apresurarse. Ya estamos habituados a aguardar el porvenir y a que el porvenir nos dé un plantón. Para algunos de nosotros, el día de mañana cae fuera del calendario. Quiero decir más allá de nuestro ciclo vital y por tanto, y por lo visto en muchas ocasiones, no nos perturba en exceso.

En ls primeros años 50 de mi vida no me preguntaron nada y en los siguientes bastantes he tenido que esquivar lo que Justo Navarro llama «alquiler de conciencia».

Quizá ser viejo equivalga en España a ser extraterrestre, del mismo modo que ser joven es sinónimo de vivir en tierra de nadie.