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Publicado por
luis del val
León

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Me parece que fue Manuel Vicent quien tituló uno de sus libros con el deslumbrante título No pongas tus sucias manos sobre Mozart . Y me he acordado de esa frase brillante, al observar el Campeonato de Liga que estamos organizando en España para dilucidar quién se lleva la Copa de «Más Cariñoso Que Nadie Con Las Víctimas».

Por razones de edad, asistí espantado a la politización del terrorismo, desde las acusaciones a los gobiernos por parte de la oposición, como si fueran los ministros de Interior los que ponían las bombas, hasta las obscenas miradas hacia otro lado de los chicarrones del norte, sólo atentos entonces al ruido de las nueces al caer.

Desde las inculpaciones de negociar con los asesinos (todos negociaron) hasta las denuncias de no hacer nada.

Hubo una época en la que, entre los sayones que disparaban a la nuca, y los que intentaban destilar la sangre de los asesinados a ver si sacaban votos, el paisaje eran unas sucias manos que intentaban acercarse a la lírica mozartiana.

Aquello pasó, por fortuna, pero todavía recuerdo las risotadas de la bancada socialista, cuando Rodolfo Martín Villa, ministro de Interior, pronunció esta frase: «O acabamos con ETA o ETA acaba con nosotros». Pues la obviedad, sensata como casi todas las obviedades, provocó un descojone que escucharon mis oídos, allí, mismo en el hemiciclo.

Menos mal que, luego, llegó la sensatez y se acabaron los coqueteos con los sayones, al menos por parte del PSOE y del Partido Popular. Pero, de repente, llega esta carrera sobre el amor a las víctimas del terrorismo, y siento un terrible malestar, un gato dentro de las tripas del alma, que no me gusta.

Y no me gustan los vídeos, y me repugna esta caza de los familiares de las víctimas como si fueran un trofeo. Y es que la política mezclada con el terrorismo resulta tan estrafalario como juntar putas con doncellas.