Diario de León

GENTE DE AQUÍ

Y de poción mágica, orujo para druidas

Los druidas Aneirin, Irago, Pentovio y Tartarus plasman en un libro las historias de guerra, hechizos y vida al aire libre de sus antepasados astures.

Los participantes en la presentación del libro ‘Noche de druidas’.

Los participantes en la presentación del libro ‘Noche de druidas’.

Publicado por
E. Gancedo | León
León

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Han convocado a los espíritus de los antiguos chamanes y sacerdotes de las tribus que habitaban estas tierras antes de la llegada de los romanos y en ciertos momentos del año toman su desgreñado aspecto y reviven sus portentosas capacidades. Son de Astorga y su entorno, tierra levítica en torno al sagrado monte Teleno, cuatro activos participantes y reactivadores de la fiesta de Astures y Romanos: en sus documentos de identidad figuran como Sergio Castrillo, Carlos Huerta, Fernando Barriales y Carlos García, pero bajo esos nombre cotidianos late el amor por la vida al aire libre, la curiosidad ante las mil propiedades de las plantas y el gusto por las historias de animales hechizados, mouras acuáticas y dragones que custodian tesoros; los mismos sentires que sus álter ego de hace más de dos mil años, o sea, Aneirin, Irago, Pentovio y Tartarus.

Los cuatro ganaron en su día la Hoz de Plata, el premio a los mejores narradores de la Noche de druidas que se enmarca en la popular fiesta astorgana, y ayer presentaron el libro en el que han reunido aquellas y otras historias sobre los antepasados de los actuales leoneses y asturianos. «Hace nueve años nacía la Noche de druidas fruto de la creatividad y dedicación de los Guerreros de Finn, un evento que captura y transmite la esencia de toda una forma de ver el mundo, la mirada y la vida de nuestros antepasados —explicaba Sergio Castrillo, o sea, Aneirin—, y desde entonces sus historias, cuentos y leyendas enseñan cómo la palabra es un arma que transciende el tiempo y golpea nuestra conciencia en el presente». En la tarde de ayer, la sala Región del ILC acogió una singular presentación dramatizada del libro Noche de druidas , donde sus autores —sólo faltó Tartarus— recordaron la intensa emotividad que destila la cita astorgana, puesto que de algo parecido a un concurso de relatos la noche druídica ha evolucionado hasta un auténtico espectáculo teatral en el que los sacerdotes ya consagrados dan la alternativa a los neófitos.

Unos druidas parladores, burlones, insurrectos, socarrones... muy de aquí. Tanto, que no cuentan con más poción mágica que su apreciadísimo orujo cazurro.

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