Gente de aquí y de allí | En la cresta de la ola
Beyonce es la jefa
La cantante se cuela entre los más poderosos, según la revista ‘Time’.
«Ella es la jefa» es el título de la portada de la revista Time , en la que aparece el perfil de la cantante Beyoncé, quien protagoniza la primer página, dedicada a las 100 personas más influyentes del mundo.
Junto a ella, en la lista paaperecen el papa Francisco y los presidentes Barack Obama, de EE UU, Michelle Bachelet, de Chile, Nicolás Maduro, de Venezuela, y José Mujica, de Uruguay.
La lista, publicada ayer, incluye también al futbolista Cristiano Ronaldo, junto a un elogio escrito por el brasileño Pelé, lel superdelator cibernético Edward Snowden, y la canciller alemana, Angela Merkel.
«Beyoncé no sólo se sienta a la mesa. Construye una mejor», asegura el perfil de la revista, que destaca además de sus méritos musicales, su papel como una de las impulsoras de la campaña en favor del liderazgo femenino y su capacidad para conciliar todas estas tareas con la maternidad. «Su secreto: trabajo duro, honestidad y autenticidad».
Los otros
La nota que acompaña a la figura del papa Francisco la escribió Obama, quien califica al pontífice católico como «un líder moral de palabra y de hecho». Obama, también seleccionado por Time dentro del centenar de personas con más influencia del mundo, «ha tenido un año duro en el cual las cosas han ido cuesta abajo para él», escribe el columnista político de la revista, Joe Klein.
El editor de Time , Nikhil Kumar, escribe que, a un año de haber asumido la Presidencia de Venezuela, Maduro «no tiene el mismo control firme del poder que tenía (su predecesor, Hugo) Chávez, y lidia con una letanía de adversidades, desde la inflación a la escasez de alimentos».
El puertorriqueño Ricky Martin describe a otra influyente, Withelma «T» Ortiz Walker Pettigrew, como «la abolicionista moderna». «’T’ pasó los primeros dieciocho años de su vida en el sistema de acogida temporal de niños sin familia y durante siete de esos años fue víctima de traficantes del sexo en las calles, en clubes de estriptís y en salas de masajes», añade Martin.