Diario de León
Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

Creado:

Actualizado:

Y vámonos. Vale más no aburrir con cifras y porcentajes sobre el paro en León que este mes ha batido el record histórico de cincuenta y seis mil paisanos apuntados a la cola del Inem, lo nunca visto. Han sonado todos los timbres de alarma y algunos ilusos hacen un llamamiento a la unidad de los políticos para que hagan algo. A buenas horas.

Mejor que no toquen nada. Andan los de Rajoy pregonando la buena nueva de que hemos tocado fondo en la crisis y que las cosas van a ir a mejor, lo que me recuerda una entrevistilla juvenil con el entonces síndico de la Bolsa madrileña, Blas Calzada, cuando Felipe González dejó también al país para el arrastre, aunque no tanto como Zapatero ahora. «Oiga», le pregunte de aquella con el candor de la edad, «¿Es verdad que hemos tocado fondo?». A lo que el otro, viéndome tan capullín, me respondió para no deprimirme: «Sí, hijo, ahora nos toca cavar». Y qué razón tenía.

Hoy ni eso. Un paro bestial como el de esta provincia —y, por extensión, de toda la nación— no hay quien lo arregle hasta dentro de dos o tres décadas. O sea, según se vayan muriendo los parados. Que se hagan a la idea de descansar en paz. Tengo que preguntarle al candidato de UPyD para las europeas, Francisco Sosa-Wagner, famoso por aquella defensa en Bruselas del pepino hispánico, blandiendo uno en cada mano, feliz foto, si esto es impepinable. Así se justifica allí un sueldo de kilo y pico al mes. De las viejas pesetinas, no de pepinos.

Voy por la vida haciendo amigos y Sosa-Wagner es enemigo temible escribiendo con mala leche, categoría que sólo reconozco a cuatro por encima de mí: él mismo, los difuntos Crémer y José María Suárez y el exrector Miguel Cordero del Campillo, que ya no polemiza, y hace bien, porque cree a su sabia y venerable edad que no merece la pena. Anote usted en el curriculum de Francisco —el Papa no, Sosa-Wagner— que cuando era catedrático aprobó con matrícula de honor a Zapatero, si bien después haya querido arreglar la pifia con no sé qué teorías sobre el estado autonómico y la descomposición del imperio austrohúngaro. Si lo recapacita él será verdad y arrepentidos los quiere Dios.

A mí el que me gusta es el candidato catalán de Vox, el partido que fundó Ortega Lara, e igualmente expepero Alejo Vidal-Cuadras, y al que jodieron sucesivamente Aznar y Mariano para apaciguar a Pujol y a Artur Mas. Anduvo el otro día por este periodiquín, tiene la voz rota como el músico Eros Ramazokis, pero es el mejor rapero de lo que le pasa al país. Según él hay que borrar de un plumazo las autonomías, primero la de su pueblo, reducir el número de ayuntamientos a dos mil en toda España —saque el bolígrado y por población no le quedarán aquí más de veinte— y punto, porque son la clave del animal déficit de España. No va a salir, aunque puede contar con mi voto, dos con el suyo.

Me rechinan los dientes y de paso los oídos cada vez que escucho decir a uno de Mariano que vamos a mejor. No debe olvidárseme en esta campaña pedir hora para el dentista y el otorrino. Del psiquiatra no quiero saber nada porque para rememorar cuando en León no había paro me sobran todavía neuronas. Eran los tiempos en los que servidor principiaba y, que recuerde, el empleo en la provincia era el siguiente: cincuenta por ciento en la agricultura, vino el tractor y a la mierda los motorines de Pyva, otra quinta parte en minería y el resto entre funcionarios y comerciantes de la Calle Ancha. Era cuando ésta última se llamaba todavía avenida del Generalísimo. La memoria histórica es la que es y de ella se deduce que el de León es un paro «estructural». A ver qué gobierno me ata esa mosca por el rabo.

Me dijo ayer el otorrino al pedirle día y hora que no debía preocuparme en exceso por la sordera porque lo mío y lo del país es como el hundimiento del Titanic, con toda la orquesta del gallego Mariano tocando hasta el final. «¿Y los botes salvavidas»?, le consulté. «Son la economía sumergida y se la está cargando Montoro, pero vayamos a lo nuestro ¿Con Iva o sin Iva?». Al fin he conocido a un galeno que no me quitara, a mayores, de fumar ni de beber.

Tengo que ir más veces a mirarme la tensión, que debo tener disparatada como este articulillo. Seguramente me quede poco tiempo con la vida canalla que llevo. Que me quiten lo bailado.

Con la que está cayendo el último que apague la luz.

tracking