Diario de León
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Liturgia dominical

JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MENES

La gracia de Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu estén con vosotros» es un de la fuerza de la fe. La Trinidad es para nosotros una realidad de salvación. Aunque no llegamos a entenderla, sabemos que la comunidad de vida que es Dios es posible en nosotros por el Espíritu, señor y dador de Vida. Sólo desde el Amor Trinitario entenderemos los interrogantes que nos presenta la vida: qué es vivir, por qué no podemos ser felices solos, por qué las cosas, aunque nos gusten, no nos llenan...

Lo más importante para un cristiano es vivir en comunión con Dios, que es una familia trinitaria unida por el amor. Por eso su relación con nosotros sólo puede ser de amor. Dios está contra el egoísmo, el abuso de los otros, la codicia, el afán de poder, las divisiones, la economía que genera hambre y marginación, la explotación humana. Afirmar que Dios es amor supone aceptar al amor como el único móvil, proyecto y meta de la humanidad. Dios-Amor habita en nosotros y por eso, en cristiano, vivir es amar, es con-vivir. No habrá encuentro con Dios si no hay encuentro con el semejante. Sólo vivimos si convivimos, porque somos imagen de Dios Trino, comunidad de amor. Sólo si hay comunidad seremos expresión del Dios trinitario y podremos realizarnos como personas.

Se celebra este domingo el Día de oración por los Religiosos de Clausura, que se muestran como un valioso signo de la prioridad de Dios sobre todas las cosas. Anuncian, de una manera evidente, que el Reino de Dios ya comienza a despuntar y que es posible entregarse plenamente a adelantarlo. Por eso siempre es posible la esperanza.

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