inauguración en madrid
Baño de multitudes en el desembarco de Apple en la madrileña Puerta del Sol
No podían esperar más y los madrileños más fieles a la firma tecnológica de la manzana mordida no han faltado a su cita para entrar en la historia, al menos de la marca, y ser los primeros en inaugurar la tienda que Apple abrió ayer en la madrileña Puerta del Sol, tras varios años de espera.
El primero, en solitario, emocionado, con cientos de personas coreando su nombre y con los brazos en alto como si de un maratoniano en el Estadio Olímpico se tratara, Eduardo Domínguez, se convirtió en la primera persona en entrar en la tienda, para envidia del resto de los allí presentes. «Llevo desde las ocho de la mañana del viernes y vengo a inspeccionar la tienda de arriba a abajo», explicó el joven —que sólo tiene 17 años—, minutos antes de vivir su gran momento.
Frente a él, el número 1 de la Puerta del Sol totalmente restaurado, blanco, luciendo bandera con la célebre manzana mordida y más de un centenar de dependientes en su interior que se preparaban, con bailes y cánticos como si de un calentamiento se tratara, para lo que se les venía encima, que aguardaba a espaldas de Domínguez.
Cientos de personas, todas ellas equipadas con sus dispositivos de la marca —como buenos devotos—, sedientas de tecnología y con algo de sueño —lo normal tras haber pasado la noche «acampados» en la Puerta del Sol—. «A las siete menos cuarto del viernes por la tarde ya estábamos aquí», subrayó Celestino Echevarría, a quien la espera se le hizo más amena gracias a la compañía de sus amigos, todos ellos usuarios de la marca tecnológica y que lucían conjuntados equipación de gala para la ocasión.
Histeria colectiva
Con puntualidad británica, a las 9.30 horas, la tienda abrió, con música de fondo y un estado de histeria colectiva presidiendo el ambiente. Desde entonces los devotos comenzaron a desfilar y en algunos casos hasta se arrodillaron al entrar obnubilados por las bondades tecnológicas allí expuestas. «Se nos antoja todo», comentaron Sara y Carmen impresionadas; «esto es genial», señaló, por su parte, Makhzuna; las tres bajo el hechizo y el olor a nuevo de una tienda que se ha hecho de rogar y que al fin ha llegado.