En la memoria 206 años después
Y el pueblo hizo historia
Astorga homenajea a los 800 de Clavijo con un desfile que recuerda a los soldados de la ciudad y comarcas caídos en la batalla de Medina de Rioseco .
El día que los franceses celebra su fiesta nacional, Astorga recuerda a los soldados de la ciudad y las comarcas que cayeron contra ellos en la primera batalla de la Guerra de la Independencia, en Medina de Rioseco, un 14 de julio allá por 1808. Los astorganos cobijados bajo el pendón de Clavijo cosecharon la derrota pero ahí se fraguó el paso hacia la libertad y el pueblo hizo historia.
Ayer, 206 años después de aquella lucha la Asociación de Voluntarios de León se vistió para la ocasión, desenfundó sus armas históricas y rindió homenaje a los 800 de Clavijo, el batallón formado por astorganos, cepedanos, maragatos o habitantes de la Valduerna que no dudaron en enfrentarse a las tropas de Napoleón.
Antes de marchar a la guerra, los jóvenes soldados observaron que el Tercer Tercio de Voluntarios que integraban carecía de estandarte. En 1808 el corregidor de Astorga era Pedro Costilla a quien le pidieron el pendón de Clavijo como enseña del batallón. Aunque receloso con la propuesta, al final los jóvenes se fueron a la contienda bajo la protección del paño, prometiendo que aunque la batalla se perdiera el pendón nunca caería en manos francesas. Y así fue.
La mayoría murió pero el pendón volvió a la capital maragata. Incluso científicos del CSIC determinaron hace seis años que la tela contenía restos de sangre, previsiblemente de aquellos jóvenes abanderados del batallón Clavijo.
El paño, concretamente la réplica que está en el salón del plenos, desfiló ayer por la ciudad, cobijando a los voluntarios que encarnaron a sus paisanos. Con paso lento y al ritmo del tambor batiente, la ‘tropa maragata’ salió de la plaza Mayor, escoltada por las autoridades locales. Tras presentar armas y dispararlas en homenaje a los caídos, se colocó una corona de laurel en la placa que recuerda a los 800 de Clavijo, exactamente por el lugar por el cual abandonaron la ciudad hace dos siglos.