Estimado autobús eléctrico:

Me deja atónito. Mira que nuestro trenecillo turístico llamarle «esquirol» y «casi bus», sólo porque usted funciona sin conductor. No tiene la culpa de que lo inventasen así, tampoco la diligencia hizo nada para que le pusieran a John Wayne de revisor, y ya ve, dos oscar de Hollywood. Te toca y te toca. Las innovaciones despierten al principio recelos, muchos aún maldecimos al inventor del abre fácil. Quizá, con lo suyo hubiese sido mejor ir poco a poco, poner los primeros días al volante al hombre invisible, quien está ahí pero no se le ve, como ciertos políticos. A mí montarme me da aprensión, pero para no hacerle un feo al futuro utilizaré sus servicios en el presente, aunque con los dedos cruzados. Evite pisar los chicles, la Legio VI pisó uno y tuvo que quedarse y fundar la ciudad. Los leoneses vemos con buenos ojos que permita en su interior los bailes y deportes autóctonos, subir pendones y comer sushi con palillos. Ah, por último, me gusta que sea abstemio y que no le dé gasolina, también servidor es del gremio del butano. Agur, Ben-Hur.

Agárrese que vienen curvas