Cinco de los pacientes aislados por temor al ébola abandonan el hospital
Dos peluqueras, una médica, una limpiadora y una amiga de la auxiliar reciben el alta.
María Teresa Mesa, amiga y portavoz de la auxiliar de enfermería Teresa Romero.
La quinta planta del Carlos III pierde habitantes. Ayer, cinco pacientes en observación recibieron el consentimiento de sus médicos para abandonar el hospital. Ya habían superado los 21 días de incubación que prescribe el protocolo para descartar un contagio por ébola, así que se marcharon a su casa. La confirmación oficial del centro llegó a las 14.00 horas, cuando ya estaban todos fuera, en camino. Atrás dejan a once personas, además de a Teresa Romero, que aún esperan su momento para salir. Podrán irse, probablemente, el próximo lunes.
Ayer se marcharon la doctora del centro de salud Lain Entralgo de Alcorcón que atendió a Romero cuando mostró los primeros síntomas, una limpiadora del mismo ambulatorio, las dos peluqueras que depilaron a la auxiliar de enfermería y una amiga de la afectada. Su contacto ocurrió el pasado 30 de septiembre y, tras más de dos semanas de ingreso preventivo, en observación permanente por el equipo médico del hospital, ninguna desarrolló síntomas. Sin necesidad de pruebas ni analíticas, ya está confirmado que no se infectaron.
Los once restantes se quedarán en observación al menos hasta que acabe la semana. En este grupo están Javier Limón, el marido de Romero, nueve trabajadores del hospital de Alcorcón —al que acudió la auxiliar de enfermería cuando su condición empeoró, para forzar su ingreso— y también uno de los pasajeros de la ambulancia que trasladó a la enfermera desde su casa al centro sanitario. Este último, que durante casi dos semanas permaneció en su casa en ‘vigilancia activa’ —tomándose la temperatura por su cuenta— sufrió un episodio de fiebre el pasado día 16. Y aunque dos pruebas PCR negativas —con un lapso de 72 horas entre ellas— descartaron una infección, los médicos del Carlos III recomendaron que se quedase ingresado. Salvo cambios de última hora, en el hospital creen que todos se podrán ir a casa el lunes 27.
Los detalles
Aunque se considera que el virus del ébola tiene un periodo de incubación de tres semanas, es raro que una persona contagiada tarde tanto en manifestar síntomas. Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades estadounidense (CDC), en el brote actual lo más frecuente es desarrollar fiebre alta, malestar, nauseas y dolor de cabeza entre los ocho y los doce días desde la infección. En el caso de Romero —a falta de que la investigación oficial determine cómo y cuándo resultó afectada—, se cree que se puso mala seis jornadas después de formar parte del equipo que intentó salvar la vida del misionero repatriado García Viejo.
Durante su ingreso, a los pacientes en observación se les tomó la temperatura dos veces al día. Además, los psicólogos clínicos del servicio de Salud Mental se encargaron de prepararlos para afrontar todas las etapas de su situación. «Al principio tenían la incertidumbre de saber si estaban infectados o no», explicó la doctora Marifé Bravo, responsable de este equipo.
Dos semanas después del potencial contagio, si no se muestran síntomas, el riesgo de haber contraído el virus es muy bajo. «La incertidumbre se ha ido aclarando poco a poco», aseguró.